-¡Es una locura! -Exclamó visiblemente alterado.
El cabecilla de la banda lo miró con ferocidad.
-¿Has pensado en todo lo que conseguirás con tu parte del tesoro?
-Muchas cosas, pero no las quiero a ese precio.
El jefe miró a los demás cofrades que guardaban silencio ante la disputa.
-¿Y vosotros, qué decís vosotros? ¿Estáis o no de acuerdo?
Todos asintieron sin abrir la boca.
-Entonces se hará como se nos ha dicho. Si tú no estás conforme… ¡márchate!
El hombre vaciló, pero al fin se levantó y, cabizbajo abandonó la choza.
Los bandidos entregaron a la mujer la bolsa con el dinero convenido para que les entregara la víctima que necesitaban para el sacrificio. Luego se cumplió, paso a paso, todo lo que el brujo les había indicado y llevaron a cabo el sangriento ritual. Cuando la policía del gobernador, advertida por el ladrón que había decidido no participar, llegó al lugar, encontró al niño que había desaparecido dos días antes. Estaba degollado sobre la lápida sepulcral de la tumba y junto a él un cuchillo ritual de los que se usaban para realizar sacrificios humanos al dios de las sombras.
Hasta aquí un relato de ficción que recoge un crimen ritual. Pudo haberse practicado hace muchos siglos en el seno de una sociedad donde se acudía a los brujos, se invocaba a las fuerzas del averno o se practicaba el crimen ritual como fórmula para conseguir el favor de los dioses. Sin embargo, es el relato dramatizado de algo que ha ocurrido en nuestros días, ABC daba cuenta de ello hace pocas fechas y me ha llamado la atención la poca repercusión que ha tenido, con todo lo que significa una noticia como esa. Ha sucedido en Egipto actual, concretamente en Madinat Osim, una localidad cercana a El Cairo. Ha tenido lugar en un tiempo que algunos denominan como la primavera árabe y en el que Egipto, en medio de fuertes tensiones políticas, se ha dado una constitución.
El crimen ritual lo ha perpetrado una banda de ladrones de tumbas, una actividad de larga tradición en el país del Nilo, como fórmula para hacerse con los tesoros del sepulcro siguiendo las instrucciones de un brujo. La policía fue alertada por uno de los integrantes de banda, disconforme con el asesinato. La víctima les había sido proporcionada por una mujer, a cambio de ocho mil libras egipcias, unos mil euros.
(Publicada en ABC Córdoba el 16 de enero de 2013 en esta dirección)