Fue objeto de devoción de los viajeros románticos y algunos lo tomaron como modelo de bandoleros, pese a acogerse a un perdón del rey felón, me refiero lógicamente a Fernando VII; con el perdón iba incluida la traición a algunos de sus hombres y uno de ellos acabó con su vida poco tiempo después. Su muerte, sin embargo, no dañó su aureola de bandolero romántico que, según se cuenta, robaba los anillos a las damas viajeras diciéndoles que unas manos tan bellas no necesitaban de tales adornos. Su figura cautivó de tal modo a don Prosper Merimée que el viajero y novelista francés llegó a señalar que si en España mandaba Fernando VII, el Tempranillo era rey de Sierra Morena.
El novelista francés, que con su obra «Carmen» creó uno de los tópicos que más daño ha hecho a la imagen de Andalucía, dio en el blanco cuando se refirió a Sierra Morena y no a otro sitio, como el «reino del Tempranillo». El nombre de esa sierra quedó para siempre como territorio de bandoleros. Merimée pudo haberse referido a los alrededores de Écija, el que en tiempos se llamó el desierto de la Parrilla, a la Serranía de Ronda, a Estepa y la Sierra Sur de Sevilla, pero no. Entre todas las posibilidades se decidió por Sierra Morena con lo que el nombre de la cadena montañosa que separa Andalucía de la meseta castellana está unido al bandidaje, al robo de lo ajeno y a toda una amplia gama de desmanes y fechorías porque, más allá de leyendas románticas, los bandoleros fueron una grave amenaza social y sus historias están llenas de fechorías espeluznantes.
Pues bien, Sierra Morena —tan ligada nominalmente al bandolerismo andaluz— ha sido el nombre escogido para denominar a una sociedad limitada bajo cuyo paraguas se han cometido graves delitos por personas del entorno de quien fuera Director General de Empleo de la Consejería de Trabajo de la Junta de Andalucía durante toda una década. Eso es lo que afirmó su conductor de entonces, quien también según su testimonio fue su compañero de copas y fiestas, en declaraciones a la policía y que ahora han sido ratificadas ante el juez. En su confesión afirma haber recibido la suma de 900.000 euros con la finalidad de incentivar la creación de empleo en dos empresas, creadas sobre la marcha y cuyo soporte administrativo eran dos folios. Una de ellas es la denominada Iniciativas Turísticas Sierra Morena, S.L. que jamás ejerció actividad alguna, sino que fue utilizada como tapadera para hacerse con un montón de dinero público.
Según se deduce de su testimonio, las formas del bandolerismo decimonónico han cambiado, no así la actividad. Esta Sierra Morena S. L. es la forma moderna de algunos de los Tempranillos del siglo XXI. Si Merimée levantara la cabeza y viniera por estos pagos… ¡Pobre Andalucía!
(Publica en ABC Córdoba el 14 de enero de 2012 en esta dirección)