En quienes así piensan no han calado los cambios habidos en la administración, arrinconando el «vuelva usted mañana» al armario de los tópicos, aunque ciertamente existen especímenes que hacen buena la afirmación de Larra, como en cualquier campo de la actividad privada. Los funcionarios son hoy conscientes, en su inmensa mayoría, de que están al servicio de los ciudadanos y que su función es resolver problemas y allanar dificultades. Frente a la imagen negra del «vuelva usted mañana» nos encontramos en la mayor parte de las administraciones eficacia y trabajo bien hecho. Pues a pesar de esa transformación, el funcionario sigue siendo víctima de su mala imagen histórica que, en el tiempo presente, se ve reforzada por poseer un trabajo seguro, cuando se cuentan por millones los trabajadores que han visto esfumarse el suyo.
Es conveniente recordar como en los años de bonanza fueron los funcionarios quienes menos disfrutaron del momento, siendo más espectadores que partícipes de los que ingentes recursos de que gozaba la sociedad como si se tratara de un maná inagotable. Incluso en esas fechas tuvieron congelaciones de sueldo o escuálidas subidas salariales en consonancia con los IPCs oficiales. Soportaron, a diferencia de albañiles, fontaneros, carpinteros, hosteleros, camareros o cocineros que el euro cotizara en la práctica a veinte duros y vieron como su capacidad adquisitiva apenas se sostenía, cuando en cualquier andamio se ganaban los euros a puñados. Si entonces hubo referencias a los funcionarios fue para hacerlos objeto de burla por ganar unos salarios que provocaban en el mejor de los casos sonrisas condescendientes de quienes, con escasa formación y sin haber superado prueba alguna para acceder a su puesto de trabajo, les dedicaban toda clase de chanzas.
Hoy, al haberse vuelto cañas las lanzas de antaño, los funcionarios provocan cierta animadversión y su seguridad laboral se considera un privilegio insultante en medio de un mar de temporalidad, hasta el punto de que el presidente de la gran patronal haga unas lamentables declaraciones. Por si no fuera suficiente, en Andalucía, sostienen una larga lucha con un gobierno que trata de colar de matute en la función pública a quienes no tienen más mérito que ser sus familiares, sus amigos o sus paniaguados.
(Publicada en ABC de Córdoba el 25 de enero de 2012 en esta dirección)