Septiembre es el final del verano, como se decía en una canción del Dúo Dinámico. Es un mes que coloca la vida en una dinámica diferente. Una especie de vuelta a las rutunas que el verano hacía saltar en pedazos. Antes era el mes en que comenzaba la Liga que ponía punto final a los torneos de veraniegos, ahora casi desaparecidos.
La Liga, como la vendimia se ha adelantado.
En los conocidos como mensarios —calendarios en los que, mediante figuras, por lo general alegóricas, se señalaban los meses del año—, septiembre solía representarse con la imagen de un vendimiador, como es el caso de uno de los más conocidos, el del panteón real de San Isidoro de León, —saqueado salvajemente por los franceses en la guerra de la Independencia profanando las tumbas de los reyes de León—, a veces por un racimo de uvas. Era una referencia a la principal actividad que en dicho mes tenía lugar en el mundo agrario, que entonces era dominante en la sociedad. Septiembre se identificaba como el mes de la vendimia. Hoy, al menos en tierras de Córdoba, en el marco de Montilla-Moriles, buena parte de la recolección de la uva se realiza con anterioridad a la llegada de septiembre; si bien, las celebraciones que van unidas a la vendimia siguen estando vinculadas el mes de septiembre.
En otras facetas de la vida el mes de septiembre tiene la consideración de comienzo del año. Lo tiene para asuntos no menos importantes, para la sociedad actual, que tenía la vendimia para sociedades medievales, por ejemplo. Septiembre es el mes en que comienza el año meteorológico, siendo a partir de su primer día cuando se empieza a contabilizar la lluvia del año. Es también, de un tiempo a esta parte, el mes en que, en todos los niveles del sistema educativo de nuestro país, comienza el año académico. Hace algunas décadas el inicio de las clases, en la que entonces se llamaba enseñanza media y hoy se denomina secundaria o en las universidades, los alumnos no acudían a las aulas hasta bien entrado el mes de octubre. También en el mundo judicial la inauguración del curso se produce en septiembre y en el terreno literario las editoriales lanzan algunas de sus principales novedades este mes y que algunos denominan como la rentrée, un galicismo que se utiliza para señalar la vuelta o regreso a la actividad normal tras un periodo de ausencia, especialmente tras las vacaciones de verano.
Es septiembre el mes, aunque esto también ha mutado un tanto, en que se reiniciaba en muchos terrenos la actividad en laboral, tras el paréntesis estival y el calor del estío tendía a aminorarse con la llegada del otoño, aunque en las huertas finalizado septiembre, tras el conocido como veranillo de San Miguel, empezaba a “recogerse el santo” que era como los hombres del campo se referían al final de las verbenas veraniegas con se celebraba la festividad de la Asunción y otras advocaciones marianas y santos patronales. Este mes, con el que se inaugura el otoño, al menos el astronómico, es un mes de vendimia, de comienzo de cursos académicos y judiciales y de normalización de la vida tras las agitaciones estivales.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 20 de septiembre de 2024 en esta dirección)