En la España actual hay numerosos motivos para protestar, sin duda. Un país que va camino de los cinco millones de parados con una población activa de algo más de veintitrés millones, es un país con sobrados motivos para protestar. La reforma laboral del gobierno -no es la primera- ha recortado sustancialmente los derechos de los trabajadores y los vivales y mercaderes que tanto abundan en España y que, a diferencia de los verdaderos empresarios y capitanes de empresa, están aprovechándola para explotar y sangrar a los trabajadores, estrujando aun más sus condiciones y salarios. Los funcionarios han visto reducida su paga de forma dramática -tampoco es la primera vez- hasta quedarse sin la extraordinaria de navidad. Muchos empleados públicos han perdido su trabajo, incluidos los de los chiringuitos montados en tiempos del jolgorio… Motivos, pues, para manifestar una protesta los hay.

Sin embargo, en esta huelga hay factores que llevan a ponerla en duda. Muchos de los motivos reseñados no son nuevos, vienen de atrás, de tiempos de Zapatero. Fue bajo su mandato cuando se generó la inmensa mayoría de los casi cinco millones de parados, él hizo una reforma laboral, también él redujo la paga a los funcionarios y -esto ni CC OO ni UGT lo tienen en cuenta nunca en sus declaraciones- dejó arruinado al país gastando sin control y acumulando un déficit que ahora toca pagar. En aquel entonces, ¿cuánto costó a CC OO y UGT convocar una huelga? Al presente gobierno, con poco más de diez meses de vida, ya le han montado dos. Por otro lado, una de las peticiones fundamentales de los sindicatos convocantes es la celebración de un referéndum para pronunciarse acerca de la política que está llevando a cabo el gobierno. Es decir, una consulta popular que sustituya lo que, sólo hace diez meses, los españoles manifestaron en las urnas. Un referéndum que tiene como objetivo controlar a un gobierno democráticamente elegido en las urnas. La petición sindical de referéndum huele a los plebiscitos de que echan mano los regímenes totalitarios que nada quieren saber de democracia. La clara intencionalidad política de esa petición de referéndum ha llevado al principal sindicato de funcionarios, CSIF, representativo del mayor colectivo de trabajadores que hay en España y que por razones obvias tienen grandes deseos de protestar, haya rechazado sumarse a la convocatoria de huelga.

Hace tiempo que los sindicatos convocantes perdieron buena parte del perfil laboral que debe caracterizarles y, más allá de sus principios ideológicos, han actuado como meras correas de transmisión de las llamadas «formaciones políticas hermanas» CC.OO. ligada al PCE y más aún UGT y el PSOE cuya doble militancia fue obligatoria hasta hace pocos años. ¿Por eso piden un referéndum? ¿Para poner contra las cuerdas a un gobierno que no es «una formación política hermana»?

(Publicada el 14 de noviembre de 2012 en ABC Córdoba. Puedes consultarla aquí)

 

Deje un comentario