A trece siglos de distancia resulta complicado saber quién fue don Julián. Lo que se nos enseñó, hace ya bastantes años, fue que era un conde visigodo que ejercía como gobernador de Ceuta en los primeros años del siglo VIII y que a causa del ultraje a su honor —su hija Florinda fue violada por don Rodrigo, el último rey visigodo—, permitió el paso de los musulmanes por el estrecho de Gibraltar, facilitando la invasión y la conquista de España. El personaje quedó como un traidor en la literatura como recoge un romance que dice: “En Ceuta está don Julián/en Ceuta la bien nombrada;/ para las partes de allende/quiere enviar su embajada;/moro viejo la escribía,/y el conde se la notaba/después que la hubo escrito/al moro luego matara./Embajada es de dolor,/dolor para toda España./Las cartas van al rey moro,/en las cuales le juraba/que si de él recibe ayuda/le dará por suya a España.” Esa historia, un tanto o un mucho legendaria, encierra, al menos, dos verdades. Una, que don Julián controlaba Ceuta y, por tanto, la llave para cruzar el estrecho desde África. Dos, que los musulmanes, al mando de Tarik ibn Ziyad, lo cruzaron iniciando la invasión de España.
La leyenda en torno a su figura tiene su origen en AL-Razi, historiador musulmán que vivió entre los siglos IX y X, de donde pasa a las crónicas cristianas que es donde la leyenda adquiere sus perfiles más importantes. Aparecen referencias a él en obras de los siglos XVII y XVIII, como “El último godo”, de Lope de Vega o en “Perder el reino y poder por querer a una mujer. La pérdida de España”, de Jovellanos. La figura del conde don Julián resultó muy atractiva a los románticos. A él se refirió Walter Scott en su “The vision of don Roderick”. En el siglo XX Goytisolo reivindicó su figura en la novela “Reivindicación del conde don Julián”, formando parte de la trilogía que escribió contra la historia de España.
Sin embargo, el perfil de don Julián y su actuación hace tiempo que fue puesto en cuestión. García de Valdeavellano, en su “Historia de España”, indica que podía tratarse de un “comes” godo que gobernaba Ceuta, pero también de un exarca bizantino. Incluso apunta que podía ser un jefe bereber, perteneciente a la tribu de los ghomaras, que eran de religión católica. Por su parte Luis García Moreno en su obra “España 702-719. La conquista musulmana”, señala que su verdadero nombre era Urbano y que su hija era Oliva. Sostiene que fue violada, pero no por don Rodrigo, sino por su antecesor en el trono, el rey Witiza.
Viene todo esto a colación de la polvareda levantada en Marruecos por la serie “La conquista de Al-Ándalus” porque en ella se presenta a don Julián como un godo, gobernador de Ceuta, en lugar de hacerlo como un bereber, Yulyan Ghomari, de religión cristiana. El considerar a don Julián como godo empaña el origen marroquí de Ceuta. Toda una herejía histórica en Marruecos y que se achaca a que “La conquista de Al-Ándalus” ha sido obra de una productora del próximo oriente donde la imagen de los pobladores de la zona occidental del Mediterráneo era, simplemente, la de unos bárbaros.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 26 de agosto de 2022 en esta dirección)