El PSOE juega al victimismo con la nueva convocatoria del Pleno de investidura hecha el mismo día que dijeron «no» a Díaz.

El Parlamento de Andalucía está convocado para mañana. Se trata de otro pleno extraordinario con un único punto en el orden del día: votación de investidura de la presidenta de la Junta. El pleno fue convocado por su presidente, el cordobés Juan Pablo Durán el pasado día 8, la misma fecha en que se celebró el anterior, también extraordinario y con el mismo orden del día.

Hasta donde sabemos en el momento de escribir estas líneas las posiciones de los partidos con representación en el Hospital de las Cinco Llagas en lo que se refiere al asunto de marras no han cambiado un milímetro. Susana Díaz va encontrarse con otro rechazo. Serán 62 votos en contra y 47 a favor. Un castizo diría que al tercer tapón, zurrapa. No logra que los votos a favor de su investidura sean más que los que cosecha en contra, que es lo que ya necesita. La reiteración de los rechazos supone un desgaste que rompe su falsa imagen de triunfadora la noche electoral del 22 de marzo, al hacerse cada vez más evidente que su decisión de adelantar las elecciones fue un error que ya le pasa factura en clave interna y externa. Por ejemplo, a estas alturas ya nadie apuesta por ella como una posible alternativa a Pedro Sánchez para ser el cartel del PSOE con vistas a las próximas elecciones generales. Así las cosas, una pregunta es obligada: ¿Por qué entonces el presidente de la Cámara —por cierto, sin tener la deferencia de consultar a la mesa antes de hacerlo público— ha convocado ese pleno a sabiendas de que el resultado va a ser el que está cantado?

Alguien pensará que hay gato encerrado. Pero las posiciones de los grupos parlamentarios, en cuyas manos está la investidura, no ha variado un ápice y lo que es más importante para encontrar una respuesta a la pregunta: en el momento de la convocatoria del pleno las heridas del «no» a Susana Díaz manaban sangre. ¿Qué estrategia hay detrás de esta convocatoria? Durán ha convocado el pleno del Parlamento andaluz en el uso de las competencias que tiene como presidente de la Cámara, otra cosa es su falta de elegancia, que no viene precisamente a ayudar a la investidura. ¿Esta el PSOE jugando el victimismo?

Nuestra impresión es que sí. Que esa es su estrategia. Presentar a los grupos que rechazan la investidura, conscientes de que no van a variar sus posiciones antes del 24 de mayo —salvo que Chaves después de decir que continuará en su escaño hasta el final de la legislatura, dimitiera anticipadamente lo que en palabras de Felipe González sería acceder a un chantaje—, como un obstáculo para la gobernabilidad.

Una especie de traición a Andalucía según Susana Díaz, que está tan crispada que tras el pleno de la pasada semana llegó a culpar a los votantes de esos partidos de la situación por la que está pasando. Pensó que sus concesiones verbales en el debate de investidura le abrirían el camino de una presidencia que en enero estaba convencida de quie sería un camino de rosas. Para hacerlo realidad se envolvió en la bandera de Andalucía, como si ella fuera Andalucía, al más puro estilo impuesto por Jordi Pujol en Cataluña, cuando no había dejado de ser el molt honorable. Ahora ese camino está resultando estar lleno de abrojos y espinas.

(Publicada en ABC Córdoba el 13 de mayo de 2015 en esta dirección)

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