La visita de Rajoy a la Casa Blanca aleja las tensiones de Zapatero por su desaire a la bandera de EE.UU. y la retirada de tropas de Irak.

YA se han apagado los ecos —hubo mucho ruido— de la visita de Rajoy a la Casa Blanca. Las opiniones sobre esa visita fueron muy dispares política y mediáticamente hablando. En el primer caso nos encontramos hasta con expresiones chuscas como la de de Rosa Díez: «Antes iban a Lourdes y ahora van a la Casa Blanca». La valoración de Soraya, la del PSOE, fue que no hacía falta ir a la Casa Blanca para que dijeran al presidente que el principal problema de España es la elevadísima tasa de paro. Alfonso Alonso, el portavoz parlamentario del PP, se refería a la visita con desmedida euforia, como si significara una especie de panacea para los males que nos aquejan.

La portavoz socialista señalaba lo escandalosas de las cifras de paro, silenciando que se generaron casi en su totalidad durante el gobierno de su correligionario Rodríguez Zapatero quien se pirró en sus ocho años de mandato por visitar la Casa Blanca y se encontró con las calabazas de Bush y el desdén de Obama cuando se presentó en Estados Unidos y el recuerdo que nos dejó fue una estrafalaria estampa con tintes góticos. Las declaraciones de Rajoy de que el país goza de una economía «pujante, sana y duradera en el tiempo» son un exceso verbal, si bien queda lejos de comparar la visita a la Casa Blanca con ir al santuario de Lourdes.

Sin duda, la visita del presidente supone un éxito sin paliativos. Apunta a que las relaciones con los Estados Unidos se han alejado de las tensiones del tiempo de Zapatero, anunciadas al no levantarse al paso de su bandera —todo un símbolo para los norteamericanos que únicamente revelaba su ignorancia para calibrar el valor de los gestos— y confirmadas con la retirada, sin mayores explicaciones, de las tropas españolas de Irak. Pero no se puede olvidar que nuestra economía acaba de salir de la recesión. El ministro De Guindos ha anunciado un crecimiento del PIB del 0,3 por ciento para el último trimestre de 2013. Tal y como están las cosas es una buena noticia, pero en modo alguno es para echar las campanas al vuelo. Como no lo es señalar que, posiblemente, nuestra tasa de paro se sitúe a finales de este año por debajo del 25 por ciento. Es cierto que hay un cambio de tendencia económica a mejor y que la recuperación está en marcha. Hoy no se habla del rescate que algunos consideraban inminente y hoy prefieren que ni se mencione. La prima de riesgo no interesa porque ha dejado de ser una amenaza. Las exportaciones, la industria del automóvil, el turismo y la agricultura marchan por una buena senda. Sin embargo, importantes investigadores se marchan. Jóvenes sobradamente preparados emigran. Las cifras de afiliados a la Seguridad Social presentan un saldo negativo.

Está claro que hay opiniones para todos los gustos. La visita de Rajoy a la Casa Blanca hay que valorarla en un marco de normalidad que queda muy lejos del ruido que ha levantado. Hace poco un amigo, extranjero por más señas, me decía que estaba impresionado con nuestros medios de comunicación. No informaban, se alineaban ideológicamente al dar las noticias como si fueran columnas de opinión. Le parecía muy grave.

(Publicada en ABC Córdoba el 22 de enero de 2014 en esta dirección)

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