La vacunación avanza a buen ritmo y el rechazo a vacunarse que hace pocos meses era la opción elegida por más de un tercio de los españoles ha caído de forma considerable, lo que nos indicada la fortaleza de las convicciones de muchos en esta sociedad, a la que algunos dan el nombre de líquida, en que estamos instalados. Una vez superadas las dificultades de las primeras semanas y dejado atrás las engañifas y jugarretas de la farmacéutica AstraZéneca, que coincidieron con la llegada del nuevo año, la organización del sistema de vacunación funciona a pleno rendimiento. Eso significa que el volumen de los vacunados es cada vez mayor. En pocos días un tercio de la población española se encontrará revacunada, al haber recibido las dos dosis de la vacuna.
En torno a la mitad de la población habrá recibido al menos una dosis y con ella, pasados algunos días alcanzarán ciertos niveles de inmunización. En Andalucía se han administrado casi siete millones de dosis. La Consejería de Salud señala que a fínales de julio habremos alcanzado lo que se llama la inmunidad de grupo —mejor que inmunidad de rebaño, aunque en ciertos casos sería más adecuado— y volveremos a la normalidad de antaño.
Esa mejoría de situación ha tenido su reflejo en el número de fallecimientos que en la actualidad está muy lejos de las dramáticas cifras de hace algunos meses y ya no se habla de la saturación de los hospitales ni de la situación insostenible de las unidades de cuidados intensivos.
Todo ello ha generado, en amplios sectores de la sociedad, una importante dosis de confianza, que considera que lo peor, desde el punto de vista sanitario —cosa diferente es la situación en determinados sectores de nuestra economía— ya ha pasado, y son muchos los que han bajado la guardia sumándose a quienes nunca la habían subido, pero el virus sigue presente. Una cosa es quedar inmunizado y otra no transmitir el contagio.
La situación en Andalucía ha empeorado en los últimos días y hay un repunte del número de contagios ha llevado a que la tasa de incidencia esté en riego extremo, aunque con diferencias entre unas provincias y otras. Eso ha hecho que se busquen medidas adicionales como adelantar a los mayores de sesenta años la administración de la segunda dosis de AstraZeneca y siga siendo obligatorio el uso de las mascarillas.
Las imágenes de reuniones, celebraciones y concentraciones en Andalucía, por los motivos más diversos son cada vez más frecuentes. No estamos a salvo y, por mucho deseo que se tenga de normalizar la vida, hay que seguir teniendo cautelas.
(Publicada en ABC Córdoba el 19 de junio de 2021 en esta dirección)