Díaz Ayuso ha tenido una curiosa idea en estos días en que los estrategas monclovitas tratan de lanzar mensajes para distraer la personal de la gravedad de lo que Sánchez acaba de hacer, indultando a los sediciosos líderes del independentismo catalán. No paran de hablar de la rebaja del IVA de la luz, que alcanza precios astronómicos —sólo se beneficiarán de ella ciertos usuarios y sólo hasta diciembre, mes frío por excelencia, pero lo de la pobreza energética es historia—.
Plantearon, aunque cueste creerlo, que la vacuna de Sánchez fuera televisada; luego no se atrevieron. Difundieron que iba a tener un encuentro de campanillas con Biden, quedó en un esperpento ridículo, que habría hecho las delicias de Valle-Inclán. La principal cuestión que planteará a Sánchez la presidenta de Madrid, se entrevistará dentro de pocos días con el presidente del gobierno de España, es que sean los empresarios catalanes, muchos de ellos partidarios de esa locura que es la independencia de Cataluña y, todos proclives a los indultos sanchistas —barrunto que están esperando, como siempre, llevarse la parte del león de los fondos europeos que han de venir— quienes paguen los costos del hipotético proceso independentista. No es una mala idea, más allá de la barbaridad que supone la independencia, habida cuenta de que los independentistas catalanes quieren que se suban los impuestos en Madrid que, muy disminuidos, han permitido impulsar de forma extraordinaria la economía de la capital de España. Algo que el gobierno de Sánchez, que no quiere contrariar a sus socios independentistas, no ve con malos ojos. Su ministra de Hacienda lo asume y utiliza el eufemismo de armonización fiscal.
Díaz Ayuso, que está muy lejos de ser la inculta incapaz que era como figuraba en las instrucciones que Ferraz había entregado a los militantes socialistas, mata, si plantea esa cuestión, dos pájaros de un tiro. Por un lado, devuelve al independentismo catalán el argumento de que, ante la pérdida de competitividad, se subieran los impuestos en Madrid, buscando su deterioro económico y restarle la competitividad que le está haciendo mucho daño —las inversiones extranjeras que en otro tiempo tenían como destino principal Cataluña, ahora prefieren Madrid— y ha dado importantes beneficios electorales a Díaz Ayuso, más allá de los tabernarios de Tezanos, que sigue contándonos milongas con nuestro dinero.
Por otro, mantiene viva la cuestión de los indultos que los estrategas monclovitas saben que, por mucho que hablen de concordia y de buscar soluciones —no hay solución si una parte no está dispuesta a negociarla, más allá de sus estrictos intereses—, les está haciendo un serio daño electoral y tratan de lanzar cortinas de humo para que lo de los indultos quede envuelto en la niebla de la propaganda. Si lo que Díaz Ayuso le planteará a Sánchez es verdad, no es mala idea para su propósito de deteriorarlo.
(Publicada en ABC Córdoba el 26 de junio de 2021 en esta dirección)