IU, ante el temor de ser engullida por Podemos, necesita hacer gestos, como la fantochada del Patio de los Naranjos.

LO que señalan las encuestas, todas las encuestas realizadas de un tiempo a esta parte viene a coincidir en que Podemos ha fagocitado a Izquierda Unida. La subida en la intención de voto de la que tanto alardeaban los líderes de la coalición izquierdista se ha desinflado en cuestión de muy pocos meses —el medio año transcurrido desde las elecciones europeas del pasado mes de mayo—. Las consecuencias, pese a que sólo se trata de encuestas de intención de voto, no se han hecho esperar, don Cayo ya ha anunciado que no será candidato a las próximas elecciones generales. La lectura de esa decisión supone que ha iniciado su ocaso político y en el ambiente de la federación de izquierdas ya lo dan como un político amortizado. Pero no es eso lo que más preocupa a los comunistas. Lo verdaderamente grave está en que ellos, que siempre ha mantenido el prurito de ser la opción más a la izquierda de las fuerzas parlamentarias, se han visto desbordados en sus planteamientos y necesitan con urgencia hacer gestos. Pablo Iglesias y los suyos consideran que Izquierda Unida forma parte de la casta y que la única diferencia que los separa de populares y socialistas es que, al haber tocado menos poder que unos y otros, puede parecer que están menos tocados por la corrupción, aunque eso sea sólo un espejismo como revelan casos como el del Ayuntamiento de Sevilla.

Ante ese avance en la intención de voto de Podemos que señalan todas las encuestas —ya veremos cuáles son los resultados reales que arrojan las elecciones—, Izquierda Unida echa mano de todo lo que tiene a su alcance para tratar de evitar que la caída se acentúe y la ley DŽHont los deje en la marginalidad. Así se explican hechos como la fantochada, recientemente protagonizada por Cayo Lara y la actual plana mayor del comunismo cordobés, de utilizar el patio de los Naranjos de la Mezquita de Córdoba para dar una rueda de prensa en la que han reclamado la titularidad pública del templo en el que la iglesia católica estableció, en 1236, la cabecera episcopal cordobesa.

El miedo a ser fagocitado por Podemos también empieza a preocupar en las filas del PSOE, al menos en lo que se refiere a su actual dirección con el secretario general a la cabeza. Sólo así se explica que Pedro Sánchez haya arremetido contra la modificación del artículo 135 de la constitución, que estableció el techo de gasto, considerando que Zapatero cometió un error al aprobarlo y que el propio Sánchez se equivocó al votarlo en su condición de diputado socialista en aquel momento. Esa posición va más allá de las meteduras de pata propias de su falta de experiencia, como reclamar funerales de Estado para las víctimas de la violencia de género, sostener la eliminación del ministerio de Defensa y faltar a los acuerdos cerrados sobre las votaciones en Europa que daban la presidencia de la comisión a Jean Claude Juncker y la del parlamento a Martin Schulz.

Ruedas de prensa en el patio de los Naranjos de Córdoba como la protagonizada por Cayo Lara o arremetidas contra el techo de gasto de Pedro Sánchez son manifestaciones populistas que buscan evitar la temida fagocitosis.

(Publicada en ABC Córdoba el 3 de diciembre de 2014 en esta dirección)

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