Menos mal que Cataluña, según los numerosos voceros que defienden los planteamientos de Sánchez, está normalizada. Eso repiten, como una especia de mantra, todos ellos. Saben que es mentira y por eso buscan, con argumentos torticeros, justificar lo que es injustificable. Indultaron a unos delincuentes que habían cometido en 2017 un golpe de Estado y negaron, en masa, que fuera posible decretar una amnistía porque, tal cosa, no cabía en la constitución. Lo dijeron una y mil veces, utilizando todos los lenguajes posibles. La amnistía no cabía en el marco constitucional y han terminado amnistiado a los mismos delincuentes que indultaron, después de haber sido condenados por el tribunal supremo de España. Han tratado de envolver la mentira con la falacia que está recogida en el título de la Ley de amnistía cuando fue publicada en el Boletín Oficial del Estado donde se dice que es la Ley “para la normalización institucional, política y social de Cataluña”.

En estos momentos Cataluña no está normalizada institucional, política y socialmente, ni siquiera camina hacia esa normalización. Los hechos señalan que en modo alguno. Desde el punto de vista político quienes protagonizaron el intento de golpe de Estado de 2017 no ocultan, sino que lo repiten una y otra vez, que volverán a hacerlo y podrán hacerlo con unas condiciones legales mucho mejores que las que tenían hace siete años porque Sánchez para complacerlos ha desmontado el aparato jurídico que suponía un freno para sus delitos. Desde el punto de vista institucional cabe preguntarse si existe normalidad en un sitio donde el ayuntamiento de la ciudad más importante de ese sitio, ayuntamiento gobernado por el PSC, monta un escenario para que un prófugo de la justicia pueda aparecer en público, soltar un discurso donde insiste en delinquir ante varios miles de sus seguidores y acto seguido se marcha. ¿Es un acto de normalidad que la policía de ese territorio, los llamados mozos de escuadra, asistan a dicho acto y el prófugo se les escape de las manos desapareciendo de entre la muchedumbre? ¿Se camina hacia la normalidad institucional cuando el presidente del parlamento de ese territorio acompaña al prófugo en su recorrido por las calles de Barcelona? ¿Hay normalidad institucional cuando en la toma de posesión del presidente de la comunidad autónoma de Cataluña, otro socialista con ribetes de independentista, no aparece, como señala la constitución que así debe ser, la bandera de España?

Desde el punto de vista social Cataluña sigue dividida, crispada en muchos ambientes. Las rupturas familiares de las que hay miles de ejemplos, al igual que la desaparición de amistades es una triste realidad. ¿Se ha entrado en un ambiente diferente al que había? ¿Hay normalidad cuando existen temas de los que es mejor no hablar o se habla en voz baja y pendiente de quién oye lo que decimos?

Añadan a ello que para investir a un socialista como presidente se perfila la ruptura de la igualdad entre los españoles. Cataluña cobrará los impuestos que corresponden al Estado y se hará cargo de su administración. Salvo en el caso de las pensiones donde su déficit lo pagará el conjunto de los españoles.

Menos mal que Cataluña esta en vías de normalización.

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 16 de agosto de 2024 en esta dirección)

One Response to Menos mal | JoséCalvoPoyato
  1. Totalmente de acuerdo con tu exposición y argumentación, Pepe. No pasará mucho tiempo en que veamos cómo , de nuevo, vuelven a sucederse los episodios vividos en Cataluña en el año 2017.


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