Esta historia tiene más de un siglo, 1916. Arranca de las negociaciones de Mark Sykes por parte de los británicos y de François Georges Picot por parte de los franceses y que culminaron en el acuerdo que lleva su nombre. Fueron unas negociaciones secretas, en plena Gran Guerra —conocida después como Primera Guerra Mundial— donde se acordó repartirse los dominios del imperio otomano en Oriente Próximo. Habría un territorio de dominio británico y otro de dominio francés, unas zonas de influencia y Jerusalén quedaría como ciudad internacional. Las líneas de separación entre ambos dominios y zonas de influencia se trazaron por el método que habían empleado en el reparto de África en el siglo XIX y que tantos y graves problemas ha generado después de la descolonización. Añádase a ello que las promesas que se hicieron a los árabes no fueron cumplidas, con lo que Oriente Medio se convirtió en foco de conflictos políticos y religiosos entre judíos, musulmanes, cristianos ortodoxos, católicos, drusos y maronitas
En noviembre de 1947, terminada la Segunda Guerra Mundial y conocida la realidad del Holocausto, se consideró una necesidad reparar el grave daño infligido por los nazis a los judíos y se decidió crear un Estado de Israel, sobre la base de dividir Palestina en un estado árabe (palestino) y otro judío. Jerusalén, ante los problemas de adjudicarla a unos u otros, quedaba bajo el control de la ONU. Los árabes no aceptaron esta partición y los británicos, sacudiéndose cualquier responsabilidad, se quitaron de en medio.
Proclamado el estado de Israel, sus vecinos —Egipto, Jordania, Irak, Siria y Líbano— le declararon la guerra. Desde entonces los enfrentamientos han sido numerosos con guerras como la de Suez, la de los Seis Días y la del Yon Kipur. También los cambios de postura de algunos países musulmanes importantes, como es el caso de Jordania y de Egipto, y la tensión ha sido permanente. Los israelíes se apoderaron de Jerusalén, aprovechando uno de esos conflictos y unilateralmente la incorporaron a su Estado donde la coexistencia entre israelíes y palestinos es complicada y fuente continua de conflictos. Los palestinos viven en dos territorios separados geográficamente: Cisjordania y la pequeña franja de Gaza. Sus condiciones de vida son difíciles y la supervivencia en Gaza de más de dos millones de personas hacinadas en poco mas de trescientos kilómetros cuadrados, depende de la ayuda internacional. Mientras que Israel es un estado militarizado que sobrevive en un entorno hostil.
Los acontecimientos de los últimos días, el ataque terrorista de Hamás, que controla políticamente Gaza, asesinando a niños, mujeres y ancianos, está siendo respondido por Israel con gran dureza. En el gobierno presidido por Sánchez, Sumar no menciona los crímenes de Hamás o se refiere a ellos con eufemismos y pone el acento en la actuación de Israel. Sánchez y los socialistas afirman el derecho de Israel a defenderse, aunque añaden, como señala la Unión Europea, que lo haga de forma proporcionada. El gobierno español, ante la protesta de Israel, está en un lio más, derivado de un gobierno donde las posiciones están enfrentadas. Malo para España que, pese a presidir la Unión Europea, se quedara fuera de las declaraciones conjuntas sobre el conflicto realizada por los países más influyentes de occidente.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 20 de octubre de 2023 en esta dirección)