Estamos en las vísperas del más importante sorteo de lotería del año, el de Navidad. Se celebra, desde hace algo más de un siglo, el 22 de diciembre, sin que importe el día de la semana en que caiga dicha fecha. Tradicionalmente ha sido el momento en que se daba por comenzada la Navidad, si bien de un tiempo a esta parte: comidas, felicitaciones, alumbrado festivo y otras celebraciones, que comienzan mucho antes del 22, en esa carrera por anticiparlo todo, convertida en seña de identidad de nuestro tiempo, le han arrebatado parte de ese papel. Sin embargo, el soniquete de los niños del Colegio de San Ildefonso cantando números y cantidades es, todavía para muchos, el inicio de  una de las celebraciones más entrañables del año.

La lotería en España comenzaba su andadura en 1763, reinando Carlos III. Lo hizo con el nombre de “Lotería Real” y el primer sorteo, sólo para los madrileños -por algo aquel monarca ha sido considerado como el mejor alcalde de la Villa y Corte- se celebró el 10 de diciembre de dicho año, según un modelo importado de Nápoles. Se trataba de un sorteo parecido al de la actual lotería primitiva. La “Lotería Moderna” tuvo su origen algunas décadas después en el Cádiz de las Cortes, en plena guerra de la Independencia. La idea fue de un jurista sevillano, llamado Ciriaco González Carvajal. Las Cortes de Cádiz aprobaron su propuesta el 23 de noviembre de 1811. Esta “Lotería Moderna” que terminaría denominándose “Nacional” no celebraría su primer sorteo hasta transcurrido más de un año, el 18 de diciembre de 1812, cuando las tropas napoleónicas estaban ya de capa caída, se habían visto obligados a levantar el asedio a Cádiz, cosa que ocurrió en los últimos días de agosto de 1812, y habían iniciado su retirada camino de los Pirineos. Los primeros sorteos se celebraron en Cádiz,  la “lotería” no se trasladó a Madrid hasta 1814.

El nacimiento de la “Lotería Nacional” no significó la desaparición de la “Lotería Real”, la de Carlos III, que continuó jugándose hasta 1862, muy avanzado el reinado de Isabel II. Ambas loterías convivieron, pues, durante más de medio siglo. En ese tiempo aún no había aparecido el llamado sorteo de Navidad, que no llegaría hasta 1892, siendo reina regente la viuda de Alfonso XII,  María Cristina de Habsburgo Lorena quien ejercía de cargo en nombre de su hijo, el futuro Alfonso XIII.

Llama la atención la pervivencia de la lotería que se mantuvo en los tensos tiempos de la llamada crisis del Antiguo Régimen, sobrevivió a los vaivenes políticos de nuestro agitado siglo XIX, a las tensiones de buena parte del XX e incluso a la terrible guerra civil de 1936-1939, donde hubo lotería en las dos zonas contendientes. Todo ello en un país donde alguna lumbrera podemita afirma que la Constitución ha de cambiarse porque él no la votó. La explicación más plausible a este, cuando menos llamativo fenómeno de pervivencia, debe encontrarse en el hecho de que su nacimiento estuvo marcado por el propósito de obtener recursos para el erario público sin que fuera una carga para el contribuyente, algo que hoy sería mucho más que discutible. En fechas recientes se ha aumentado dicha carga por decisión del ministro Montoro, otro andaluz como González Carvajal, que ha impuesto una retención tributaria a los premios mayores de 2.500 euros.

(Publicada en ABC Córdoba el 21 de diciembre de 2016 en esta dirección)

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