“Inexplicable” es la palabra utilizada por Guillermo Fernández Vara, secretario general de los socialistas extremeños y presidente de Extremadura, al ser preguntado por la decisión que ha tomado el PSOE acerca de ceder dos diputados a Esquerra Republicana de Cataluña y otros dos a Democracia y Libertad -nuevo nombre de lo que antes de ser hecha trizas por obra y gracia de Artur Más era Convergencia Democrática de Cataluña, el partido de la burguesía catalana y que ahora anda con los papeles perdidos- para que ambas formaciones puedan tener grupo propio en el Senado.
Lo inexplicable es lo que no se puede explicar, al menos de forma coherente, por mucho que estiren los argumentos los portavoces de Ferraz. Eso de dar dos senadores para partidos que se han juntado en Cataluña para buscar la independencia es inexplicable, como dice Rodríguez Vara, para la inmensa mayoría de los cordobeses o cordobesas que en las pasadas elecciones del 20 de diciembre votaran a los senadores que concurrían en la candidatura del PSOE. Más aún, estoy razonablemente convencido, de que puedan creer que su voto, en sentido abstracto, haya servido para fortalecer la voz de unas formaciones políticas cuyo principal objetivo en el secesionismo y la proclamación de la independencia de Cataluña. No resultan convincentes las proclamas de cortesía parlamentaria a las que ha acudido Oscar López, en otro tiempo renombrado tiempo líder socialista y que hoy se encuentra en horas bajas. Tan bajas como el que, pese a su edad, haya aterrizado en el Senado, que tiene para algunos partidos la condición de cementerio de elefantes o territorio de fogueo para jóvenes promesas que necesitan fajarse en la oratoria parlamentaria. ¿Cortesía parlamentaria, señor López, con quienes están haciendo gala de incumplimiento de la ley y no tienen inconveniente en burlarse de la Constitución? ¿Cortesía parlamentaria, señor López, con quienes afirman, sin ambages, que España les roba?
En las circunstancias presentes dicha cortesía es una explicación tan burda, que más parece estupidez. Estulticia en grado supino. Como también lo es tratar de explicarlo sobre la base de que es mejor que tengan una voz -más de la que le dio la voluntad popular en las urnas- en las instituciones que podrían tener simplemente haciendo lo mismo que hacen en Cataluña: juntar los ocho senadores que cada cual ha obtenido. Estulticia es también querer justificarlo, alegando que se trata de una cesión temporal de los senadores para que los independentistas catalanes consigan grupo propio en el Senado y, una vez constituidos los grupos, los senadores socialistas, convertidos por unos días en compañeros de viaje de los republicanos de Esquerra y de los colegas del defenestrado Artur Mas, volverán a la disciplina del grupo socialista.
Ahora bien, existe la posibilidad de que todo responda a una estrategia de Sánchez, el actual líder socialista, el mismo que ha conducido a su partido a obtener sus peores resultados electorales. Una estrategia en la que da pasos para llegar a la Moncloa y convertirse en presidente de gobierno. Para ello necesita el apoyo de los republicanos de Esquerra y de los… no sé a estas alturas como denominar a los de Democracia y Libertad. Llegar a la presidencia con esos compañeros de viaje, además de la anuencia de Pablo Iglesias, nos llevaría a no considerar lo ocurrido como muestra de estulticia. Estaríamos entonces ante movimientos políticos que, dadas las circunstancias, son difíciles de comprender para muchos votantes socialistas.
(Publicada en ABC Córdoba el 20 de enero de 2016 en esta dirección)