Sin embargo, una pregunta surge de forma inmediata. ¿Por qué rechaza Rosa Aguilar una entrevista con un importante medio de comunicación cordobés? ¿Qué rezones la han impulsado a ello, más allá de que esa sea su santa voluntad?

Barrunto que la causa principal de la espantada hay que buscarla en el miedo a lidiar un morlaco. Como digo, tengo la impresión de que algo de esto que le ocurre a Rosa Aguilar al rechazar la entrevista de marras. Ha preferido escurrir el bulto y no saltar a la arena, a pesar de que no es una novillera en el ruedo de la política. Ve en esa entrevista un negro zaino que puede darle un serio disgusto porque tiene difícil y complicado sacarle unos muletazos y mucho menos hacerle faena.

El morlaco de la hoy candidata del PSOE es el que ella misma ha fabricado cuando sorprendió a los cordobeses con una antológica faena de aliño en la que cambió capote por la franela, al dejar inesperadamente la alcaldía a la que había llegado de la mano de Izquierda Unida y agarró la muleta de una consejería del gobierno socialista andaluz. Su paso por esa plaza y posteriormente por la ministerial no le ha proporcionado tardes de gloria como las que, con alguna que otra oreja cosechada en el ruedo cordobés, marcaron su trayectoria en otro tiempo. No dio la talla a la hora de torear los pepinos de Cornelia, aquella teutona que cometió un error de bulto que todavía están pagando nuestros agricultores, cuyos productos fueron injustamente vapuleados por algo con lo que nada tenían que ver. Ha escuchado pitos de nuestros pescadores, al no haber hecho la faena que requería la agilización de los convenios de pesca con terceros países. Su último fracaso ha sido a cuenta de los ajos, un producto vital en la economía de la campiña cordobesa y del que dependen muchas familias. Con los ajos le han devuelto el toro al corral, en medio de la monumental bronca del respetable, que ha clamado a voz en grito que no pise más la arena, al plantearse en el sector su declaración de persona «non grata».

En cualquier caso, con entrevista o sin ella, la afición la está esperando en la corrida de mañana y ahí, doña Rosa, no vale escurrir el bulto.

(Publicado en ABC Córdoba el 19 de Noviembre de 2011 en esta dirección)

 

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