La historia de la Guardia Civil ha marcado y marca una parte importante de nuestra historia contemporánea.

Nunca olvidaré la forma en que trató Mingote las terribles inundaciones que asolaron el País Vasco y de una forma muy especial la ciudad de Bilbao en el verano del año 1983. Eran los llamados años de plomo, en los que nos levantábamos con la inquietud de lo que podían hacer esos que ahora, porque no asesinan se llaman pacifistas y en realidad son asesinos que han dejado de matar, quizá porque no pueden o porque responde a una estrategia. La viñeta de Mingote, en la que podía verse a un guardia civil —identificable por el tricornio—, que llevaba sobre sus hombros a una víctima de las inundaciones, un vasco —según se deducía por la boina— reflejaba algo de lo ocurrido en aquellos días y, desde luego, la labor llevada a cabo por la Guardia Civil en aquellas difíciles circunstancias. La genialidad de Mingote convirtió aquella viñeta en el éxito periodístico en lo que a información se refería. No podía decirse más con menos, ni tampoco se podía hacer de una forma más directa. El comportamiento de la Guardia Civil con motivo de aquellas inundaciones fue ejemplar. El trabajo de los hombres de la benemérita, en el cumplimiento de su deber llegó más allá del límite que puede exigírsele a un servidor público: cuatro guardias que perdieron la vida en sus labores de salvamento de vidas y haciendas de vascos. Pocas semanas después, ABC llevaba a la portada la viñeta de Mingote con un titular fulminante: «Han matado a este Guardia civil». Los pistoleros de ETA habían asesinado en Rentería a un guardia civil, llamado Ángel Flores Jiménez.

La historia de la Guardia Civil está llena de ejemplos como el que acabamos de reseñar, referido a las inundaciones en el País Vasco. Es sólo un botón de muestra de una labor que ha marcado y marca una parte importante de nuestra historia contemporánea. Desde que en el ya lejano 1844 en que por Real Decreto se creaba un cuerpo especial de fuerza armada de caballería e infantería con la misión de proteger a las personas y las propiedades. Eran seis mil hombres, incluida la oficialidad, que se integraban en catorce tercios con sus respectivos jefes, distribuidos por toda la geografía española. Su primer servicio se realizó tal día como hoy, hace ciento setenta años y fue cubrir la carrera desde el Palacio Real hasta las Cortes. Han pasado muchos años —camina ya hacia los dos siglos de existencia— y su cifra actual se sitúa en torno a los ochenta mil. Sus funciones son muy amplias y van desde la seguridad ciudadana o vial, la lucha antiterrorista, la protección del medio ambiente la lucha contra la delincuencia informática y la seguridad del Estado.

En vísperas de la celebración de la festividad de la Virgen del Pilar, que quedó declarada oficialmente como su patrona en 1913, es de justicia tener un recuerdo para los miles de hombres y mujeres que han servido a España y los españoles a lo largo del tiempo, a veces en circunstancias muy difíciles. En la actualidad tienen encomendado, según el artículo 104 de nuestra Constitución, «proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana». Que sea por muchos años.

(Publicada en ABC Córdoba el 11 de octubre de 2014 en esta dirección)

Deje un comentario