El mayor problema para Susana Díaz está en Podemos, pese a que esta formación carece de estructura de partido.
ES probable que nos encontremos con unas elecciones anticipadas… en Andalucía. Hablamos de elecciones autonómicas. A Rajoy lo que le gustaría sería poder retrasar las elecciones generales y así tener tiempo para que el prometido millón de empleos se hiciera realidad y las mejoras macroeconómicas que señalan todos los indicadores llegaran a la gente. Pero una de las grandezas de la democracia es que los plazos que tienen los gobiernos salidos de las urnas pueden acortarse, pero no es posible alargarlos.
Las declaraciones de la presidenta de la Junta de Andalucía hablando de inestabilidad en su gobierno, apuntan a que Susana Díaz está barajando ya el adelanto electoral. Problemas de gobierno no tiene, más allá de los que le crean unos socios de gobierno que son incómodos por definición. La mayor dificultad a que ha de hacer frente un gobierno en minoría, si esa inestabilidad rompiera el pacto entre socialistas y comunistas, es la de sacar adelante los presupuestos y Susana Díaz los tiene recién aprobados. El problema no es la inestabilidad gubernamental. El problema, más allá de especulaciones sobre el deseo de Susana Díaz de presentar su candidatura a la presidencia del gobierno de España (posibilidad poco probable a tenor de las escasísimas posibilidades de gobernar que todas las encuestas otorgan a los socialistas), es que el tiempo corre en su contra. Esa es la razón última de un probable adelanto electoral.
El Partido Popular de Moreno Bonilla no es el mayor problema para ella, pese a que alguna encuesta señale un empate técnico en intención de voto entre socialistas y populares en Andalucía. La soledad electoral del PP le obliga a ganar por mayoría absoluta. Pero es posible que los populares puedan mejorar sus posiciones conforme vayan pasando los meses y el empleo siga subiendo, aunque sea de pésima calidad. El mayor problema para Susana Díaz está en Podemos. Aunque, el efecto rechazo a los partidos tradicionales puede haber tocado techo —siempre que no aparezcan más escándalos de los que ya tenemos—, Podemos va a pesar mucho en el río revuelto de la política española. Sabe que la sangría de votos que puede sufrir es muy grande, pese a que Podemos no tiene estructura de partido organizado. Sin embargo, conforme pasen los meses esa estructura irá creciendo —la visita de Pablo Iglesias a Andalucía, por donde no había aparecido una sola vez en todos estos meses, es sintomática— y su amenaza electoral será mayor. Ni Ciudadanos ni Izquierda Unida le preocupan. Los primeros tampoco tienen estructura de partido y a quien deben preocupar, electoralmente hablando, es principalmente al Partido Popular. Los segundos porque su potencial crecimiento que, hasta la irrupción de Podemos en el panorama político era importante, se ha esfumado.
Para Susana Díaz el tiempo no discurre a su favor. La consolidación de Podemos parece hacerse primero a costa de Izquierda Unida —algunos de sus próceres andaluces más añosos ya han hecho las maletas-, pero también recibirá votos de socialistas y populares. Ese panorama no le gusta. Con el paso del tiempo podría encontrarse que para gobernar tendría que buscar acuerdos con Podemos y entonces episodios de tensión como el de la corrala Utopía serían unos Juegos Florales.
(Publicada en ABC Córdoba el 21 de enero de 2015 en esta dirección)