Cuando el otro día el consejero de Turismo y Comercio de la Junta de Andalucía, Rafael Rodríguez, reducía, el tan traído y llevado Palacio de Congresos de Córdoba, a una idea, tuve la sensación de que esta infraestructura, imprescindible para el desarrollo de importantes parcelas de la economía cordobesa, es como el cuento del haba que nunca tenía final. Un Palacio de Congresos digno de tal nombre en Córdoba -algo que tienen desde hace años todas las capitales andaluzas- se ha convertido en una tomadura de pelo, como el cuento del haba. Han transcurrido diez años desde que, con el pomposo nombre de Palacio del Sur, se habló de un proyecto faraónico. Córdoba iba a tener un palacio de congresos que recordara la época en que era la capital de los omeyas andalusíes. Una construcción colosal que superaría todas las expectativas, propia de un tiempo en que Córdoba era, con diferencia, la ciudad más populosa del occidente Europeo.
Era algo desmesurado, pero a nadie le extrañó. Estábamos en la plenitud del jolgorio, en el tiempo en que se apaleaban los millones de euros como si fueran de humildes pesetas. Se encargó el proyecto a un arquitecto de relumbrón que diera mayor realce a la palaciega construcción. El elegido para tan colosal tarea fue el holandés Rem Kolhaas que, hace ya más de cuatro años -en tiempos de Rosa Aguilar, cuando el gobierno de coalición de comunistas y socialistas- presentó a bombo y platillo una espectacular infografía del edificio que además sería auditorio y permitiría toda clase de actividades a orillas del Guadalquivir. Pero tras una década de dimes y diretes, de vacilaciones, de desencuentros entre las administraciones, de 10.000.000 de euros gastados en proyectos e infografías o de que el actual gobierno municipal hable de un centro de convenciones ubicado en el Parque Joyero, la consejera de Presidencia, la socialista Susana Díaz, declara ahora que la voluntad del ejecutivo andaluz es ampliar el edificio de la calle Torrijos. Aseguró que habría partida para ello en los presupuestos de 2013. Al día siguiente el consejero Rafael Rodríguez se refirió a dicha ampliación como una idea.
A lo que se ve, un palacio de congresos para Córdoba es, sencillamente el cuento del haba, el que nunca se acaba y con el que nos tomaban el pelo cuando éramos niños. A las declaraciones de la consejera de Presidencia -consignación presupuestaria-, del consejero de Turismo -una idea-, el vicepresidente Valderas, en Córdoba por cuestiones partidarias, se refería el domingo a camino por construir o a propuestas encima de la mesa. Lo malo de este cuento es que ya se han gastado más de mil quinientos millones de las antiguas pesetas. Mucho más que la supuesta consignación presupuestaria de la que hablaba la consejera de Presidencia para la ampliación del edificio de la calle Torrijos.
(Publicada el 24 de octubre de 2012 en ABC Córdoba y en esta dirección)