Hay una escena, en “Una noche en la ópera”, una de las películas que nos dejaron los Hermanos Marx, donde Groucho pide al camarero una larga lista de platos. A esa lista va añadiendo dos huevos duros cada vez que oye pedirlos a Chico, a través de una puerta, para rectificar a continuación y que en lugar de dos sean tres.
La reciente visita a Sevilla del ministro de Transportes y Movilidad sostenible, Óscar Puente, el que confesaba a Alsina que había dado orden de que le confeccionaran un dossier con los insultos que diariamente le dedicaban me ha dejado pensativo; tal vez la confección de esos dosieres por parte de quienes habían de estar pendientes de las infraestructuras viarias, hace que cada vez sean más frecuentes retrasos e incumplimientos horarios de los trenes AVE. Sorprende que el talante, siempre correctísimo, del ministro Oscar Puente cuando se refiere a sus rivales políticos, no entienda que son críticas, eso que llama insultos. Quizá sea que Óscar Puente se encuentra muy alejado de la calaña de quienes utilizan agravios verbales contra él que es todo un modelo de educación, bien hablar y respetar la posición del contrario, aunque no comparta sus planteamientos.
En Sevilla, el ministro tuvo otro desliz verbal, impropio de sus educadas formas, al afirmar que “el Partido Popular, sea en la Junta de Andalucía o donde sea, se apunta a un bombardeo. Esto y dos huevos duros. Está por ver que el Partido Popular se incorpore alguna vez a un debate sobre infraestructuras con un mínimo de responsabilidad”. Lo del bombardeo y lo dos huevos duros en la boca de un ministro que hace gala de una educación exquisita, parecieron a algunos un desahogo explicable porque la Junta de Andalucía había pedido la construcción de una vía de alta velocidad desde Sevilla hasta Huelva y llegaría hasta la portuguesa Faro. Es algo que defienden todos los grupos políticos que tienen representación en el Parlamento de Andalucía, incluidos sus correligionarios socialistas. Pero entendía que esa petición, era “populismo barato y demagogia”, expresiones que resultan extrañas en su boca. Señaló también que la Junta lo quiere todo, al pedir el cierre de la SE-40, obra en la que el gobierno de Sánchez lleva cinco años en los que no se ha licitado un solo euro. El ministro muestra ciertas expresiones que encajan poco en su elegante prosa y depurado estilo. Es posible que se trata de un despiste en su exquisita educación porque está centrado en el traspaso de los trenes de cercanías a Cataluña, en el estudio de la petición de Puigdemont de que se le traspasen los puertos de Barcelona y de Tarragona, del aeropuerto del Prat y que quede en sus manos la gestión de la cuenca hidrográfica del Ebro. Eso sí, vendrán a Andalucía trenes de segunda mano para reforzar las sobresaturadas líneas de Madrid a Sevilla y Málaga porque trenes más modernos circularán por otras líneas de la red ferroviaria española.
Con estos mimbres, pese a las educadas formas del señor ministro, no es de extrañar que las líneas privadas de alta velocidad, de las que se queja, estén ganándole la partida a Renfe, por goleada.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 26 de abril de 2024 en esta dirección)