Artur Mas hizo una perorata en el funeral de Adolfo Suárez sobre cómo este habría afrontado el problema que el mismo ha creado.
eN Cataluña tener seny es tener sentido, sentido común. Ese que, a veces, es el menos común de los sentidos. Se expresa con esa palabra una actitud de cordura. Tener seny es tener ponderación para enjuiciar las cosas. Los catalanes han presumido de seny, es decir, de ser sensatos. El seny es algo que forma parte de su cultura, de la escala de valores que ha caracterizado a lo largo del tiempo a la sociedad catalana, una tradición que se transmite de padres a hijos una generación tras otra. Algo inmaterial, pero que está presente en la sociedad.
Ha habido mucho seny en Madrid con motivo de la muerte y exequias de quien fuera el primer presidente de la democracia y la persona que, por encargo del rey, acometió la titánica tarea de transitar sin violencia —más allá de la que protagonizaban los terroristas de ETA, el GRAPO y los matones de la extrema derecha en unos años que verdaderamente fueron de plomo— desde el autoritarismo de la dictadura franquista hasta una sociedad moderna y democrática. En el reconocimiento al la figura de Suárez ha habido cordura. Se ha puesto de manifiesto en la actitud de miles y miles de personas, ciudadanos anónimos que han desfilado ante su capilla ardiente. También los políticos han estado a la altura de las circunstancias. Ver a los ex presidentes del gobierno juntos es una estampa que se da en muy pocas ocasiones; es muy extraña en España. Oír declaraciones unánimes de reconocimiento, respeto y admiración por una persona en boca quienes defienden posiciones ideológicas muy distantes es más extraño aun que ver reunidos a los ex presidentes. El respeto en el adiós a quien fue injustamente tratado cuando fue la principal figura política de España ha propiciado que haya habido casi unanimidad en no pretender sacar tajada política. Digo casi unanimidad porque no ha sido así en el caso del molt honorable Artur Mas, que apareció por la capilla ardiente de Adolfo Suárez para largar una perorata sobre la forma que, según particular interpretación. el difunto habría afrontado la situación que el propio Mas ha creado. Se ha servido de un momento como ese para criticar la actitud del actual presidente del gobierno y presuponer que Suárez habría entrado al trapo que viene agitando desde hace meses.
Que el presidente de la Generalitat no haya comprendido lo que todos han visto con claridad, que haya buscado sacar tajada política en un momento en que tocaba otra cosa, ha hecho que el seny haya aparecido en un correligionario suyo que se lo ha reprochado, sin mencionarlo. Ha sido Artur Mas quien, una vez más, no ha estado a la altura de las circunstancias. A Artur Mas habría que preguntarle ¿dónde está el seny? ¿Dónde el sentido común? ¿Dónde la ponderación de juicio? Hace tiempo se olvidó del ejercicio de esa actitud de la que los catalanes presumen. Hace tiempo que se ha olvidado de que hay cuestiones que han de tratarse con sentido común. En las exequias de quien fuera el primer presidente de la democracia dio una palpable muestra de ello. ¿Dónde está el seny del presidente de la Generalitad de Cataluña?
(Publicada en ABC Córdoba el 26 de marzo en esta dirección)