La fecha elegida por la presidenta para celebrar las elecciones, al menos en lo que a Andalucía se refiere, no es la más adecuada.

La fecha elegida por Susana Díaz para dar la voz a los andaluces, antes de que otros decidan por ellos —son palabras de la presidenta de la Junta— ha sido el 22 de marzo. Ese domingo culminará el calendario electoral que toda convocatoria lleva consigo.

Este año el 22 de marzo es el quinto domingo del tiempo de cuaresma en el calendario litúrgico. Es el llamado Domingo de Pasión, el anterior al Domingo de Ramos en que comienza la Semana Santa, la que Begoña Gutiérrez, secretaria provincial de Podemos en Sevilla, cuestionó al afirmar que, si su partido gobernaba y se planteaba quitar la Semana Santa, los ciudadanos decidirían. Ante tal posibilidad —una estupidez en toda regla—, tembló el misterio y Pablo Iglesias, que aún no había encontrado el momento para venir por Andalucía —ojo al dato—, vino corriendo. En las redes sociales se había organizado un festín.

El 22 de marzo será un día agitado en Andalucía. Los andaluces —Susana Díaz utilizó el genérico «andaluces» y se olvidó del «andaluces y andaluzas»— elegirán un nuevo Parlamento. Nuestras ciudades y pueblos se llenarán de colegios electorales y se vivirá el bullir propio de esas jornadas. Pero ese domingo, preludio oficial de la Semana Santa, se celebraran también numerosos pregones oficiales, además de otros actos de carácter litúrgico. También bullirá la vida cofrade. La fecha elegida por la presidenta de Junta para celebrar las elecciones, al menos en lo que a Andalucía se refiere, no es la más adecuada. Susana Díaz no ha tenido margen con la cita electoral de las municipales, que es fija para el último domingo de mayo. Está obligada a cumplir los requisitos que marca la ley electoral con sus respectivos plazos.

El 22 de marzo será un domingo apasionante electoralmente hablando. Podemos tiene mucho más difícil esconderse, como viene haciendo de cara a las municipales. Obtendrá buenos resultados, entre otras cosas porque parte de cero. Pero carece de estructura de partido, aunque ya ha adoptado las formas de lo que ellos denominan casta. Tampoco tiene candidato y Errejón, el más conocido de sus nombres en Andalucía… está descartado. Para Izquierda Unida el adelanto electoral ha sido una pésima noticia; por eso después de tensar la cuerda, pedía árnica. Puede que, desde un punto de vista electoral, el 22 de marzo sea un domingo de pasión. A los populares los coge con el paso cambiado. Para ellos lo fundamental en Andalucía era mantenerse en las importantes parcelas de poder municipal de cara a las elecciones generales que se celebrarán a fin de año. Si Podemos parte de cero, el Partido Popular parte de la posición de vencedor de los anteriores comicios. Para Moreno Bonilla, que aún no es lo suficientemente conocido, el listón está muy alto. Por su parte, Susana Díaz que ha de resolver el ser presidenta pasando por las urnas, tendrá que ver quién puede ser su próximo socio de gobierno. El adelanto electoral, por mucho que pregone, era lo que convenía a sus intereses. Si no consigue mayoría absoluta y con Izquierda Unida encolerizada, podría encontrarse con que el remedio a sus supuestos males sea peor que la enfermedad y que el 22 de marzo se convierta también para ella en domingo de pasión.

(Publicada en ABC Córdoba el 28 de enero de 2015 en esta dirección)

Deje un comentario