Muchas cosas han cambiado en la política española entonces y la de hoy. Las elecciones no están al albur de los pucherazos caciquiles, las circunscripciones electorales —salvo en el caso de las elecciones europeas— son las provincias o el sufragio universal incluya a las mujeres, que no votaron hasta bien avanzado el siglo XX. Pero, pese a los cambios, perduran algunas viejas reminiscencias como por ejemplo el «encasillamiento» y los cuneros. Es la inevitable consecuencia de la partitocracia que preside nuestra vida política y donde las ejecutivas de los partidos se encargan de elaborar las listas, que es la moderna denominación del viejo «encasillado».
Por su parte, la figura del cunero sigue siendo una realidad patente, sobre todo en Andalucía que históricamente es tierra de cuneros ilustres. En este terreno son evidentes, por ejemplo, las diferencias con Cataluña donde a ningún partido político se le pasa por la imaginación, pongamos por caso, poner encabezando la lista de Gerona a un zamorano o la de Lérida a un tío de Lugo.
En Andalucía, entre otros, es cunero Alfredo P. Rubalcaba que, habiendo nacido en Solares (Cantabria) y tener sus vínculos políticos en Madrid, es diputado por Cádiz, donde resultó elegido al encabezar la candidatura socialista en las pasadas elecciones generales del 2008. Otro cunero de renombre es el actual presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán Martínez, también conocido como Pepe Griñán, que es diputado del Parlamento de Andalucía por la circunscripción de Córdoba, habiendo nacido en Madrid y teniendo antecedentes familiares sevillanos. Griñán es un acabado ejemplo de cunero. Ha repetido como diputado cunero por Córdoba, pero el alejamiento de que ha hecho gala respecto de su circunscripción electoral no ha parado de crecer, hasta el punto de que en la última campaña electoral apenas se molestó en aparecer por la capital del antiguo califato y mucho menos por alguna de las poblaciones de la provincia. Entonces, en la última campaña electoral, en un gesto de desprecio político enviaba a los debates con los primeros espadas de otras formaciones, a quienes lo acompañaban en el cartel electoral socialista. Otro distanciamiento lo protagonizó en la pugna por la capitalidad cultural de 2016: se mantuvo frío y distante, y asumió como algo natural las oscuridades que permitieron dársela a la San Sebastián gobernada por Bildu. Su última muestra de su desinterés la tenemos en la actitud del gobierno que preside, con motivo de la celebración en Córdoba de la semifinal de la copa Davis. Ni agua para la celebración del evento. Es la actitud propia de un cunero sin vinculación con la provincia que le ha dado los votos para estar donde está.
(Aparecido el 20 de Agosto de 2011 en la edición del ABC de Córdoba en esta dirección)