El actual presidente del gobierno es un proscrito electoral. Zapatero se ha convertido en el innombrable en los actos y mítines de campaña del PSOE. Sobre su persona ha caído un silencio sepulcral e incluso, encerrado bajo siete llaves, lo han hecho desaparecer, añadiendo a su bien probada evanescencia el don de la incorporeidad. Es casi como si no existiera. Por el momento sólo ha intervenido en un acto celebrado. El que los socialista gallegos han celebrado en Lugo —curiosamente el día que tiene designado la Iglesia para el recuerdo de los Fieles Difuntos, toda una referencia para los que se sientan atraídos por lo escabroso—, junto a quien ha sido su escudero Pepiño Blanco, lastrado por el caso «Campeón» y víctima de sus propios excesos verbales cuando eran otros sobre los que pesaban apreciaciones judiciales de indicios delictivos.
Uno de los ejes de la campaña electoral socialista pasa por alejar a Alfredo P. Rubalcaba de Zapatero, una especie de cáliz de la amargura que quiere apartar de su lado a toda costa. Tratan de ofrecer la imagen de que jamás ha existido la más mínima relación entre ambos. Pero las cosas son como son y el hoy candidato socialista lo ha sido todo al lado de Zapatero: ministro en todos sus gobiernos, vicepresidente, portavoz y hombre fuerte del gobierno. Con tales antecedentes resulta imposible desligar a uno del otro, lo que significa que el candidato ha de arrastrar con la pesada carga que supone haber sido una pieza clave en los disparates del zapaterismo, que durante muchos años fue elevado a los altares del socialismo como la panacea universal para asentar el estado del bienestar. Hoy Zapatero es un pesado lastre en el morral del candidato socialista y tratan de ocultarlo como buenamente pueden, pero su imagen está tan presente en la mente de los socialistas que a Griñán se le escapa su nombre
Las lanzas de antaño y las bravatas de otro tiempo, como jugar la Champion League de la economía mundial, se han vuelto cañas y de la incapacidad de los gobiernos presididos por Zapatero, con la crisis golpeándonos, tenemos algunas muestras dolorosas como los cinco millones de parados que hay en España y un déficit público que nos trae de cabeza y amenaza como una espada de Damocles.
(Aparecida en ABC Córdoba el 12 de Noviembre de 2011 en esta dirección)