Se conoce como de los cuchillos largos, la noche vivida en Alemania entre el 30 de junio y el 1 julio de 1934. Los secuaces de Hitler cometieron numerosos asesinatos políticos, entre ellos importantes dirigentes de las conocidas como SA, una organización paramilitar -vestían camisas pardas, gorra de visera con barbuquejo, correajes…- y de la que el führer sospechaba de su lealtad.
La expresión ‘Noche de los cuchillos largos’ ha quedado para señalar ajustes de cuentas dentro de una organización, aunque sin llegar a lo protagonizado por los nazis. Se alude a la lucha dentro de una organización cuando las cosas marchan mal y un sector busca eliminar (sustituir) a quienes se encuentran al frente de ella. Suele ocurrir en las noches electorales cuando las cosas han ido mal.
Hay quien sostiene que una campaña inmediata taparía bocas y acallaría protestas, al menos hasta que se celebrasen las elecciones y eso explica el adelanto electoral al 23 de julio, en plena canícula estival y tiempo vacacional, decidido por Sánchez.
Una fecha que está deparando problemas que eran previsibles ante la masiva solicitud de voto por correo y en la constitución de las mesas. Esa decisión respondería a evitar los cuchillos largos, tras la aplastante derrota electoral sufrida por el PSOE en las elecciones del 28 de mayo.
La noche del 23 de julio puede ser de cuchillos largos. Sánchez, que aparece como perdedor en todas las encuestas -la del CIS de Tezanos no hay que tenerla en cuenta por estar sesgada-, puede encontrarse con una rebelión interna, aunque controla al grupo parlamentario, al imponer candidaturas sobre la base de la lealtad a su persona.
Pero una cosa es un grupo parlamentario y otra un partido, aunque militantes socialistas afirman que del PSOE como organización sólo quedan astillas fuera del sanchismo. Todo dependerá de cómo se den los resultados, pero hay no pocos que perdieron su cargo a finales de mayo con ganas de ajustar cuentas.
En el PP las aguas parecen más remansadas. Parten de unos escuálidos 89 diputados y las encuestas apuntan a que sus resultados serán muy superiores. Las encuestas señalan que ganarán las elecciones y muchos están convencidos de que esa victoria les otorgará el gobierno.
Si no ocurriera así, se sentirán decepcionados, pero es poco probable, tras el éxito del 28 de mayo, que salgan a relucir los cuchillos. Caso diferente es el de Vox, donde también hay fuertes tensiones -lo de Olona no es más que la punta de un iceberg- y los resultados, siempre según las encuestas, pueden ser muy negativos en comparación con los de las últimas elecciones generales donde Abascal y los suyos lograron 52 escaños. Pueden verse reducidos a poco más de la mitad. Un varapalo en toda regla. Algunos pedirán explicaciones y habrá quien quiera ir más lejos.
Por lo que respecta a Sumar alguna encuesta señala que puede mantener los resultados de Podemos en las últimas generales, a los que habría que añadir los de Más País y Compromís. Si así es, parece que no habrá problemas. Pero si, como apuntan otras encuestas, la caída es importante Pablo Iglesias tiene el cuchillo afilado y buscará la cabeza de Yolanda Díaz, como Díaz exigió la de Montero.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 21 de julio de 2023 en esta dirección)