No nos ha sorprendido el batacazo que todos los indicadores, referidos al año 2018, señalan para el turismo en Córdoba, un sector que, hoy por hoy, es uno de los pilares de la economía de la ciudad. Habiendo disminuido el paro, ha aumentado en el sector turístico. Ese es uno de los datos más dolorosos porque el paro en Córdoba es una auténtica lacra que ha hecho que la ciudad tenga el dudoso honor de ser la capital de provincia con el nivel más alto de paro en España. El empleo en el sector durante 2018 cayó un 3´2 por ciento.
Decimos que ese batacazo no nos ha cogido por sorpresa porque a la vista de cómo el edil Pedro García gestiona la Delegación de Turismo, era lo esperado. Una prueba evidente es la forma en que durante estos cuatro años ha aplicado el Plan Turístico de Grandes Ciudades, sobre el que se acumula un retraso tras otro. Un manejo como ese no invitaba, precisamente, a alimentar esperanzas acerca de que el sector pudiera marchar con viento favorable. A la vista también está el retraso que en la Gerencia Municipal de Urbanismo, donde el edil García tienen mando en plaza, se ha caracterizado por los graves retrasos en la concesión de licencias en general y en particular para iniciar obras destinadas a la creación de nuevas empresas hoteleras. Esos retrasos tampoco auguraban nada bueno y la consecuencia es que la ciudad ha perdido en 2018 el 4´2 por ciento del número de plazas hoteleras que ofreció el año anterior. Si añaden a ello las desafortunadas declaraciones del edil sobre que los nuevos itinerarios procesionales, siendo la Semana Santa fecha de singular atractivo turístico, apuntaban a que las condiciones de seguridad dejaban mucho que desear y podía producirse una catástrofe, es posible que algún potencial visitante, temeroso por su vida, cambiase el destino de sus días de asueto. Súmese a ello que en los puentes, fechas donde el turismo afluye con más intensidad, muchos visitantes se han encontrado con los edificios visitables y los museos dependientes de la gestión del mencionado edil García, cerrados a cal y canto -García no facilita los datos de visitantes o del Alcázar pedidos por la oposición para 2018- y ya tienen un panorama completo de porqué las cifras con que ha cerrado el turismo cordobés dicho año, pese a una nueva declaración, la de Medina Azahara, como Patrimonio de la Humanidad, son la expresión de un rotundo fracaso.
Con esos mimbres la caída del número de pernoctaciones hoteleras un 5´4 por ciento, que en el caso de los visitantes extranjeros llega al 7´8, no resulta extraña. Por el contrario, si causa extrañeza que el edil García arremeta contra el organismo que ha facilitado estas cifras, que no es otro que el Instituto Nacional de Estadística, haciendo buena la vieja fórmula de culpar al mensajero de las malas noticias. El no reconocer las deficiencias existentes en una gestión es el primer paso para perseverar en el mal camino. Mucho más que poner en duda el valor de los datos que reflejan una realidad que, vista su gestión, no sorprende, sería bueno que el edil García, se aplicase a corregir los desaguisados. Así evitaría la contumacia en el error. Si bien, dadas las alturas a que se encuentra el mandato municipal, poco tiempo queda para rectificaciones
(Publicada en ABC Córdoba el 20 de febrero de 2019 en esta dirección)