Es evidente que el pasado de Córdoba nos reserva muchas sorpresas, algo normal debido a su enorme carga histórica.

CÓRDOBA es una ciudad llena de misterio. Hay hoy una ruta misteriosa que pone en contacto a quienes la realizan con hechos que dibujaron aspectos llamativos de su pasado como son la existencia de brujas y hechiceras que ejercían su actividad en el siglo XVI; casas donde habitaron seres perversos como el inquisidor Rodríguez de Lucero a quien el humanista Pedro Mártir de Anglería, calificó como el «Tenebroso; lugares donde se producen hechos difíciles de explicar a la llamada luz de la razón como es el caso de algunos fantasmas». Tenemos el de una dama en el palacio de Orive. Se llamaba doña Blanca y su leyenda está unida a la existencia de tesoros ocultos. Hay quien afirma que todavía pueden escucharse los lamentos de doña Blanca atrapada bajo el pavimento del palacio que hoy alberga la sede de la delegación municipal de Cultura. También hay constancia de la existencia de un duende martinico que, a decir, de la leyenda cordobesa, en su tiempo aterrorizó a todo un barrio de Córdoba, pese a que la mitología que acompaña a estos duendecillos los presenta como seres más burlones —hacen ruidos, apagan luces o tiran ollas y cacerolas— que malignos.

Existen también lugares cargados de misterio y connotaciones trágicas como es el caso del antiguo Hospital del Cardenal Salazar, actual sede de la Facultad de Filosofía y Letras. El hospital, fundado en los años de la guerra de Sucesión, que no de secesión como algunos pretenden falseando la historia, es sitio donde se producen fenómenos extraños relacionados al parecer con muertes de algunos de los que allí fallecieron. Muchos enfermos dejaron constancia de su presencia en las maderas de los postigos de las ventanas, lo que provoca cierto desasosiego en quien lee esos grafitis. Las noches en el antiguo Hospital de Agudos —denominación muy significativa con la que también se le conoció durante algún tiempo— pueden resultar tan agobiantes que, según me dicen, las empresas de seguridad a las que se contrata la vigilancia nocturna de edificios públicos son reticentes a prestar servicio en la Facultad de Filosofía y Letras.

Desde hace pocos días la Córdoba misteriosa tiene una tesela más en el amplio mosaico de lo sobrenatural. Nos referimos al centro de salud «Carlos Castilla del Pino» —eminente hito de la psiquiatría cordobesa—, donde se ha producido, según cuenta algún trabajador de dicho centro, fenómenos paranormales. Visiones de una anciana que espera a ser atendida y la que resulta más llamativa: una niña que grita pidiendo auxilio para que la saquen de allí. El centro de salud está construido en uno de los arrabales de la Córdoba de los Omeyas, justo sobre un antiguo cementerio donde habían reposado los cadáveres de centenares de difuntos, cuyos restos fueron retirados con motivo de las obras de construcción de dicho centro.

Es evidente que el pasado de Córdoba nos reserva muchas sorpresas, lo que no resulta extraño dada su enorme carga histórica. Algunas de ellas envueltas en misteriosas circunstancias y que la ciudad en lugar de rasgarse las vestiduras, como le es propio, debería buscar la mejor forma de sacarles provecho. Hay una Córdoba misteriosa que ya se está poniendo en valor, como una Córdoba taurina o una Córdoba de los patios.

(Publicada en ABC Córdoba el 4 de octubre de 2014 en esta dirección)

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