Después de que Griñán fracasara en su intento de que la ex alcaldesa comunista encabezara la candidatura socialista en Almería —hubo una rebelión generalizada en una provincia donde el horno no está para bollos— y Alfredo P. Rubalcaba tampoco lograra colocarla en la lista de Madrid por el rechazo de aquella federación, será el cartel electoral de los socialistas cordobeses porque, según dice ahora Juan Pablo Durán, es su sitio natural siendo ella cordobesa.

Rosa Aguilar llama ahora compañeros a quienes fueron sus enemigos políticos durante años. Baste recordar los denuestos que lanzaba contra Felipe González, a propósito del enigmático señor X que aparecía en la investigación de los GAL. Los ataques de entonces han quedado reducidos a unos pelillos que se echan a la mar, como también es un pelillo marinero el acoso —evidentemente está referido al sentido político del término— a que Antonio Hurtado la sometió a cuenta de la condescendencia, según el entonces edil socialista, con que la regidora trataba el gravísimo asunto de las naves de Colecor y donde, según Hurtado, no sólo daba un trato de favor a Rafael Gómez, sino que aquella tramoya apuntaba a oscuros intereses en tan flagrante incumplimiento de la legalidad. Tantos y tan duros fueron sus ataques que, en los mentideros políticos cordobeses, se afirmaba que Rosa Aguilar llamó al mismísimo Zapatero pidiéndole árnica para poner fin a los duros zarpazos políticos que se estaba llevando y que se embridase a Hurtado para que moderase sus ataques. Hoy, curiosidades que la vida nos depara, el aguilarense va como escudero de Aguilar y acompaña como número dos a la ex alcaldesa que años atrás vapuleaba de forma inmisericorde.

Al baúl de los recuerdos han ido a parar los encontronazos que un día sí y otro también tuvieron los socialistas cordobeses con la alcaldesa comunista. Lo importante, dicen, es el cierre de filas, al menos es lo que se afirma de puertas para afuera. Todos detrás de la compañera Aguilar para ir en defensa de los resultados obtenidos por el PSOE en la última cita con las urnas para el Congreso de los Diputados. Es decir, intentar que los socialistas vuelvan a obtener 4 diputados y que los populares se conformen con 2. Otra cosa es lo que muchos de ellos comentan de puertas para adentro y no son pocos los que anuncian que el batacazo electoral puede ser de tal calibre que los resultados del 2008 queden invertidos: dos diputados socialistas y cuatro populares… Eso si los comunistas no mojan. Entonces veremos a los compañeros.

(Publicada en el ABC de Córdoba el 28 de Septiembre, en esta dirección)

 

 

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