Fernando VII que pasó de monarca deseado, antes del motín de Aranjuez y durante los años de la guerra de la Independencia, a rey felón, tras su regresó del dorado exilio que vivió en Valençay desde donde felicitaba a Napoleón por sus victorias, mientras los españoles se jugaban la vida enfrentándose a los gabachos, era un pésimo jugador de billar, lo que no hacía que dejase de jugar. Parte de la culpa la tenían los cortesanos pelotilleros que le dejaban ganar, facilitándole la posibilidad de hacer carambolas fáciles. Ese es, al parecer, el origen de la expresión: “Así se las ponían a Fernando VII” que suele utilizarse cuando a alguien se le dan todas las facilidades para que lleve a cabo algún propósito que tiene proyectado. Pues como le ponían las carambolas de billar a Fernando VII le puso el concejal de Presidencia, Emilio Aumente al edil de Urbanismo y Turismo, Pedro García, proponer la celebración de un referéndum para que los cordobeses se pronuncien acerca del recorrido de las hermandades han de seguir en su estación de penitencia en Semana Santa. El edil Aumente tuvo la ocurrencia -una más de las muchas con que nos obsequia el gobierno municipal presidido por Ambrosio- de señalar durante un programa de radio, al que también asistía el concejal García, que estaba a “favor de que se convoque una consulta popular” sobre el recorrido de dichas estaciones de penitencia, dadas las opiniones encontradas acerca del cambio que hubo durante la pasada Semana Santa para que las hermandades pasasen por la mezquita-Catedral. García cogió al vuelo la oferta que el socialista le estaba sirviendo en bandeja, después de haberse mostrado abiertamente hostil al nuevo recorrido de las hermandades. El comentario de Aumente, que después de Semana Santa había mostrado su satisfacción con los resultados del nuevo itinerario, ha tomado carta de naturaleza y el grupo municipal de Izquierda Unida plantea la posibilidad de convocar un referéndum para el próximo otoño sobre dicha cuestión.
Da la impresión de que a García se le ha ido la mano. Con la materia del asunto en cuestión y con los tiempos porque, pese a que todavía estamos en primavera y oficialmente aún no ha llegado el verano, aunque no lo parezca, el otoño está a la vuelta de la esquina y ojala que se adelante meteorológicamente, en Córdoba las cosas se hacen despacio. Por lo que se refiere a la materia ha levantado las iras del mundo cofrade cordobés que ya le acusa de injerencia intolerable. Por lo que respecta a los tiempos debería saber que la convocatoria de un referéndum, que está contemplado por la Ley de Régimen Local, no es una cuestión baladí. Ha de contar con la aprobación de instancias de gobierno superiores a la municipal, ha de tener un largo recorrido administrativo y únicamente es autorizado en caso de que no contravenga ningún ordenamiento jurídico, lo que estaría por ver en el presente caso en el que entraríamos en una compleja casuística. Superados esos trámites administrativos, autonómicos y estatales, la entidad municipal solicitante ha de organizar todo el proceso como en cualquier otra consulta electoral.
Aunque ahora el munícipe Aumente diga que el referéndum no es ni oficial ni vinculante, sino que sólo servirá para chequear la opinión de los cordobeses -podía solucionarlo con una simple encuesta-, se lo ha puesto al regidor García como ponían las carambolas a Fernando VII.
(Publicada en ABC Córdoba el 24 de junio de 2017 en esta dirección)