Hoy la situación de nuestra economía sigue siendo extraordinariamente delicada. Es cierto que ya no se habla del rescate como algo inevitable. También lo es que ciertas magnitudes macroeconómicas apuntan en una dirección que permite vislumbrar algunas luces en la lejanía. Es una realidad que nuestro comercio exterior presenta un balance alentador, que la prima de riesgo se mueve en unos niveles mucho más bajos que hace un año, que los inversores extranjeros —pese a cierta prensa interesada— han recuperado parte de la confianza en España y que tenemos un cierto respiro con la reducción del déficit público. Sin embargo, el consumo interno está por los suelos, que los ingresos que el gobierno esperaba con la subida del IVA ha sido un fiasco, que el crédito a las pequeñas y medianas empresas no fluye y que el desánimo afecta a la mayor parte de la población.

Viene todo esto a colación ante las declaraciones de algunos miembros del gobierno y de destacados miembros líderes del Partido Popular ante el descenso del paro —muy importante— que nos ha traído el mes de mayo. Les ha faltado tiempo para echar las campanas al vuelo. Es el reverso de la moneda del desánimo que nos transmitieron en vísperas de modificar las cifras macroeconómicas previstas para este año. No se trata de quitarle importancia a que mayo nos haya dejado 98. 265 parados menos de los cuales 3.297 son cordobeses. Son cifras alentadoras, pero no permiten hablar de la forma en que lo hacen algunos de esos dirigentes populares. Pueden encontrarse con la misma ceniza de los brotes verdes de Salgado. No se trata de disminuir la alegría que han tenido cien mil españoles durante el pasado mes. No se trata de hablar de la clase de empleo que se ha generado, para aguar la fiesta, ni de poner el foco en la temporalidad. Simplemente se trata de sensatez y de colocar las cosas en su sitio. Se trata de no generar unas expectativas que pueden desmoronarse porque la tarea que hay por delante sigue siendo ingente. Cuanto más se busca el encumbramiento sin fundamento, más segura es la caída. Si no… que se lo pregunten a Zapatero y a los de los brotes verdes.

(Publicada en ABC Córdoba el 8 de junio de 2013 en esta dirección)

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