Un viejo dicho señala que una cosa es predicar y otra dar trigo. En el campo de la política se ha convertido en una especie de norma de actuación para la Junta de Andalucía. Resulta tan evidente la distancia entre lo que se promete y se ejecuta que no son necesarios argumentos para demostrarlo. En ese terreno de incumplimientos las infraestructuras en la provincia de Córdoba no andan a la zaga y como parece imposible que los diferentes consejeros, también consejeras, que para más inri son cordobesas, puedan sacar ya más conejos de la chistera para explicar esos incumplimientos, han cortado por lo sano y han decidido decir que las obras no van a ejecutarse. Así, como lo están leyendo..
Hace dos años, bastantes meses antes de que el cogobierno de socialistas y comunistas se fuera al garete por decisión de Susana Díaz, la consejera de Obras Públicas era Elena Cortés, que prometió el controvertido Plan Andaluz de la Bicicleta. Serían miles los kilómetros de carril bici, considerados por aquella consejera como “un medio importante de transporte” (sic). Esos carriles llegarían a las vías urbanas y también serían elemento de interconexión entre ciudades. Su inversión, entre 2014 y 2020, superaba los cuatro cientos millones de euros. Lo última noticia, en lo que respecta a Córdoba, es que la ampliación de carriles bici en la ciudad ha pasado a mejor vida y los más de treinta kilómetros proyectados dejarán de construirse. Todo ello, después de haberse anunciado a bombo y platillo, como sermón de lujo en fiesta mayor.
¡Qué decir a estas alturas de la Autovía del Olivar en su recorrido por tierras cordobesas! También a mejor vida, según acaba de anunciar el actual consejero del ramo, Felipe Pérez. Esa autovía, que debería haber estado terminada en 2012, según se predicaba en los tiempos en que era consejero Francisco Vallejo -estamos hablando del siglo pasado- iba a vertebrar el corazón de Andalucía. Según los sermones propagandísticos de la Junta de Andalucía, repetidos hasta la saciedad como si se tratara de mantras budistas, esa autovía era el elemento de desarrollo que necesitaban una serie de localidades de tamaño medio que impulsaban el crecimiento económico en el interior de la comunidad. El único obstáculo para que definitivamente eclosionara la actividad era la falta de una vía de comunicación rápida que permitiera dinamizar ese flujo. Todo ha quedado enterrado después de dos décadas de sermoneo: ni dinamismo económico, ni flujo comercial, ni impulso a la actividad. Después de que la misma consejera de las bicicletas anunciara que el tramo de autovía Lucena-Estepa entraba en su fase definitiva y que las obras se llevarían a cabo mediante una gestión mixta público-privada, ha sido sepultado con todas las bendiciones por el nuevo consejero.
No ha corrido mejor suerte la autovía que debía de unir Córdoba con Jaén. Un tramo de poco más de cincuenta kilómetros que la Junta había de impulsar. Se trataba de una inversión de 260 millones de euros. Discurriría desde la Nacional IV a la altura del Carpio hasta enlazar con la Autovía del Olivar a su paso por Torredonjimeno, es decir la zona sureste de la provincia de Córdoba. La obra estaba incluida en el Plan Director de Infraestructuras de la década 1997-2007, pero estamos en 2015 y a estas alturas no se ha ejecutado un solo kilómetro.
Un cúmulo de incumplimientos es lo que queda de décadas de sermones.
(Publicada en ABC Córdoba el 21 de octubre de 2015 en esta dirección)