El acontecimiento que quedará registrado comor referencia principal para los españoles será el inicio del reinado de Felipe VI.

EL año que hoy cerramos ha sido testigo de importantes acontecimientos Alguno de ellos dejará su huella en la memoria colectiva y formará parte de la historia. Es posible que acabe por relegar a los demás. Así, en 1986 ocurrieron muchas cosas, pero para los españoles fue el año en que entramos en lo que hoy es la Unión Europea, entre el temor de algunos y la ilusión de la mayoría, que se sentía atraída por ser lo que entonces se denominaba «europeos de pleno derecho». El año 1989 quedó señalado por la caída del muro de Berlín, levantado por los comunistas para que los berlineses de la llamada zona oriental no huyeran del paraíso al sentirse atraídos por la nociva propaganda capitalista. El 2001 fue el del atentado de Al-Qaeda en Manhattan y determinó qué aspectos importantes de la libertad quedarán supeditados o postergados en aras de la seguridad. En fin, el 2002 fue el año en que se hizo realidad la circulación efectiva del euro, hasta entonces una unidad de cuenta virtual; despertaba no poca curiosidad y su valor removió muchas cosas en un momento en que la inmensa mayoría de nosotros ignoraba lo que era la prima de riesgo o le importaba un bledo el déficit público, que hoy nos atormentan un día sí y otro también, y suponen amenazas a las que no echábamos cuentas…

El 2014, como los años que hemos señalado —podíamos haber elegido otros—, ha estado preñado de acontecimientos de importancia capital. Para Rajoy ha sido el año en que cambió la tendencia de nuestra economía, el del inicio de la recuperación. Para Cayo Lara el año de la despedida de ese agrocomunismo que su persona simboliza, aunque esa despedida no se materialice todavía. Para Pedro Sánchez el año de los despistes, de las sonoras meteduras de pata, sin que todavía sepamos si eso es lo que da de sí y la secretaría general del PSOE le viene larga o necesita rodaje para no dejar perlas como las dichas. Para otros será el año de la aparición —las encuestas dicen que arrolladoramente— de Podemos y la puesta en escena de Pablo Iglesias. Sin embargo, estoy convencido de que todo eso quedará relegado con el paso del tiempo, como ha ocurrido con tantos otros acontecimientos acaecidos en 1986, 1989, 2001 o 2002. El acontecimiento de 2014 que quedará registrado como referencia principal para los españoles será el comienzo del reinado de Felipe VI. A nivel internacional, me temo, que la referencia sea, si no se le pone remedio, la eclosión del llamado Estado Islámico y todo lo que significa su aparición en la escena mundial.

Más allá de esos acontecimientos, que marcan el curso de la historia, están los que se producen en el entorno personal y que también dejan rubricados los años. Se trata de acontecimientos familiares o de sucesos acaecidos a quienes están más próximos a nosotros. Nos referimos a ellos como el año en que empezamos a trabajar, nos casamos, o el que falleció alguien muy querido. Para quien escribe esta columna, por ejemplo, 2014 será el año en que nacieron sus nietos: Alonso y Mario. Un regalo inimaginable cuando el año arrancaba. Ahora que 2014 se nos marcha, mis mejores deseos para el 2015.

(Publicada en ABC Córdoba el 31 de diciembre de 2014 en esta dirección)

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