No sabemos con exactitud cuántos españoles marcharon a América durante los trescientos años que, aquellos territorios, organizados como virreinatos, formaron parte del imperio español. Se ha dado la cifra de unos trescientos mil durante los siglos XVI, XVII y XVIII sumando a los consignados en los registros de pasajeros a Indias con quienes atravesaron el Atlántico sin registrarse por diferentes razones —deudas, dejar atrás una esposa o huir de la justicia—. Hubo viajes no controlados por la Casa de la Contratación y polizones en los barcos que viajaban dentro de la legalidad. No sabemos cuántos cordobeses marcharon a las Indias en esos tres siglos, pero sabemos que algunos fueron gente de relieve, como Hernando Colón, nacido en Córdoba. Hijo de Beatriz Enríquez de Arana quien mantuvo una relación sentimental con Cristóbal Colón. Acompañó a su padre en el cuarto de los viajes del Almirante. Poseyó una de las bibliotecas más importantes de su época formada por unos quince mil ejemplares. Una cifra fabulosa y mucho más en el siglo XVI. Hoy sólo se conserva una parte de ella, de la que más de mil volúmenes son incunables, en la conocida como Biblioteca Colombina.
Cordobés, de Cabra, fue Francisco Hernández de Córdoba, quien embarcó rumbo a las Indias en 1517. Se convirtió en poco tiempo en uno de los hombres de confianza de Pedrarias Dávila, gobernador de Castilla del Oro, nombre, entonces, de las tierras de Centroamérica. Fue el conquistador de la actual Nicaragua y fundador de dos de sus ciudades más importantes: León la capital universitaria de Nicaragua y Granada, ciudad que disputó a Managua, tras la independencia, la capitalidad del territorio. Murió en León, en 1526, ejecutado por orden de Pedrarias. La moneda actual de Nicaragua, el Córdoba, recibe ese nombre en su honor.
Otro cordobés importante en la aventura americana fue Sebastián Moyano Cabrera, natural de Belalcázar —llamada Gahete cuando Sebastián vino al mundo—, por lo que es conocido como Sebastián de Belalcázar. Tras sus primeros pasos por tierras de Castilla del Oro, donde fue compañero de Hernández de Córdoba, estuvo después en tierras de los incas junto a Pizarro y Almagro, fundando la ciudad de Quito, actual capital de Ecuador y otras localidades en la actual Colombia como Cali o Popayán en honor de la Asunción de la virgen María y de la que fue nombrado adelantado. Murió en Cartagena de Indias en 1551
Francisco Solano, elevado a los altares por Benedicto XIII, nació en Montilla a mediados del siglo XVI. Ingresó en la orden franciscana y, después de desempeñar algunos cargos de importancia —entre otros, maestro de novicios—, marchó a las Indias en 1589 junto a otros franciscanos con la misión de evangelizar a los nativos. Permaneció en diferentes territorios de Argentina, Uruguay y Paraguay, predicando durante veinte años, tiempo en que se le atribuyen numerosos milagros. Pasó sus últimos años en Lima, donde murió en 1610.
Nos queda la duda de si Gonzalo Jiménez de Quesada es cordobés o granadino. Conquistó un territorio al que puso el nombre de reino de Nueva Granada, lo que quizá nos dé alguna pista. Fue el fundador de Bogotá.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 15 de noviembre de 2024 en esta dirección)