Es este un momento propicio a los buenos propósitos, pero lamento señalar que con Zapatero no son posibles los reconocimientos propios de las despedidas porque ni siquiera cabe con él la condescendencia que suele acompañarlos. No es posible al tratarse de alguien que mintió descaradamente -se ha sabido con posterioridad- en asuntos muy graves como cuando afirmó que las conversaciones con ETA habían finalizado tras el atentado contra la T-4 del aeropuerto de Barajas, con dos muertos incluidos, y siguió negociando con los terroristas por debajo de la mesa. No es posible la condescendencia con quien al negar la crisis -evidente para todos- y continuar con los dispendios nos han llevado a una situación como la presente, al sostener sin fundamento que podíamos permitirnos tales dispendios. No es posible la condescendencia para quien insistió reiteradamente en que jamás realizaría recortes sociales y ha llevado a cabo el mayor tijeretazo de nuestra historia congelando pensiones, rebajando el sueldo de los funcionarios y subiendo los impuestos. No es posible la condescendencia para quien ha puesto en cuestión los planteamientos en que se basó una transición política que permitió pasar de la dictadura a la democracia, considerada modélica en todo el mundo y tomada como ejemplo en otros países. No es posible la condescendencia para quien ha afirmado, con una reiteración que resulta alevosa, que la superación de la crisis estaba a la vuelta de la esquina, provocando con sus engañifas una falta de confianza en la sociedad española que ha arrastrado el consumo a niveles ínfimos, lastrando la salida de la crisis porque nadie se atreve a gastar lo que puede necesitar en un mañana incierto. No es posible la condescendencia para un presidente de gobierno que deja nuestro producto interior bruto con una caída tan estrepitosa como la de los últimos ocho años. No es posible la condescendencia para quien deja una cifra de parados como jamás se había conocido.
Su paso por la presidencia del gobierno ha sido tan funesto que hasta los suyos, a los pocos días de sus exequias políticas, ya cuestionan abiertamente su gestión, incluidos aquellos que colaboraban con él de forma directa, caso de Carme Chacón, Beatriz Corredor o Francisco Caamaño. Aunque José Blanco, uno de quienes lo han acompañado en sus dislates, afirme que el paso del tiempo valorará su actuación, Zapatero pasará a la Historia no sólo como un incompetente, cuyas acciones han convertido la crisis económica en un negro agujero, sino como alguien que he hecho bandera de esa incompetencia en otras instancias cuyas consecuencias son incluso más graves.
Con el adiós a 2011 y a Zapatero vayan también mis mejores deseos para los lectores de ABC en el año que mañana comienza.
(Publicada en ABC Córdoba el 31 de Diciembre de 2011 en esta dirección)