¡Menudo disgusto se llevaría Valderas si hubiera elecciones después del verano y se quedara sin la vicepresidencia del gobierno!

LOS nervios se han apoderado de los partidos políticos en Andalucía. Las razones difieren, pero los nervios, disimulados mejor o peor, han hecho presa en todos. La causa desencadenante son las declaraciones del presidente de la Junta señalando que no repite cargo y que convoca primarias para elegir a su sucesor. Se apunta en varias direcciones para buscar una explicación sobre qué lo ha llevado a tomar esa decisión. Las elucubraciones son múltiples y hasta se ha querido bucear en arcanos misteriosos, pero no es esa la cuestión que me lleva a escribir estas líneas, sino que ha sido decir Griñán «hasta aquí hemos llegado» para que los nervios hayan aflorado en su propio partido, en la derecha y en la izquierda.

En el Partido Popular los nervios están a flor de piel. Si las declaraciones de Griñán fueran simplemente el primer paso de algo más, la decisión los habría cogido con el paso cambiado. No tienen candidato después de que Zoido, con buen criterio, haya decidido que lo suyo es la alcaldía de Sevilla. Hay quien ya está tomando posiciones, lanzado globos sonda y hasta bulos, hablando de candidatura femenina y tratando de achicharrar a quienes pueden ser sus competidores. De puertas para fuera se habla de tranquilidad, se afirma de que no hay prisas. Pero si se encontraran a la vuelta del verano con algo más que un relevo en la dirección del socialismo andaluz les daría un ataque… de nervios.

No andan las aguas menos revueltas en el PSOE. Griñán ha cogido con el paso cambiado al sector crítico del partido, ha actuado de forma maquiavélica. Los nervios están a flor de piel y también las maldiciones. No tienen candidato para concurrir a unas primarias que van a celebrarse en menos de un mes y van a asumir que Luis Planas, consejero de Griñán, sea el menor de los males para ellos. Su decisión de concurrir a las primarias ha sido una sorpresa. Si se deciden a presentar batalla y enfrentarse a la candidata de Griñán, la consejera Susana Díaz -un típico producto de partido- no les queda más remedio que improvisar. Ni Zarrías ni Pizarro controlan el partido, aunque el de Casalilla siempre puede sorprender con algo. Eso tiene nerviosos a los oficialistas. Sobre los nervios, también maldiciones, de Rubalcaba ni siquiera es necesario hacer un comentario. Nervios, pues, por todas partes, también al norte de Despeñaperros.

En Izquierda Unida, Diego Valderas, que disfruta con fruición creciente del plato de lentejas -el mismo plato de que acusaba a los andalucistas hace años-, se ha apresurado a decir que no hay crisis de gobierno y que en modo alguno se ha planteado un adelanto de los comicios. ¡Menudo disgusto se llevaría Valderas si hubiera elecciones después del verano y se quedara sin la vicepresidencia del gobierno! Sería demasiado después de que hace menos de un mes dejara de ser el factótum de su partido. En Izquierda Unida ya hay quien, nervioso afila el cuchillo o se frota las manos pensando en que todo puede precipitarse. Es posible que Valderas aproveche alguna romería para pedir quedarse como está. Su coordinador general ha dicho que a las romerías puede irse.

(Publicada en ABC Córdoba el 6 de julio de 2013 en esta dirección)

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