Los últimos tiempos son agitados, nos atreveríamos a decir que incluso turbulentos. Esas turbulencias no son exclusivamente españolas, donde quien acaba de ser investido presidente del gobierno, tras ahormar unos acuerdos que le han proporcionado la mayoría parlamentaria, afirmaba hace unos meses lo contrario de lo que dice ahora respecto a la concesión de una amnistía. Autorizadas voces socialistas afirmaban que la amnistía era anticonstitucional y ahora resulta que lo es plenamente. Cosas como esa o como lo es pactar con un prófugo de la justicia cuyo objetivo es romper España, han agitado mucho las aguas en España donde numerosos colectivos: jueces, fiscales, inspectores de trabajo, técnicos de hacienda y de la seguridad social han advertido de las graves y negativas consecuencias que se derivarán de una ley de amnistía como la que ha registrado el grupo parlamentario. Esa agitación ha llevado a cientos de miles de españoles a manifestarse en gran número de ciudades de España.
Pero esas turbulencias no son algo que sólo ocurre en España. Además de las guerras las tensiones entre las dos Coreas, entre Taiwan y China, entre armenios y azerbayanos, en Etiopía y en tantos otros lugares, dos conflictos más recientes han convulsionado al mundo en los últimos tiempos. El primero, por orden cronológico, fue la guerra desencadenada por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. Lo que Putin esperaba un paseo militar y que todo discurriera como cuando en 2014 invadió y ocupó Crimea, se torció. La capacidad de resistencia de Ucrania ayudada militarmente por los occidentales ha resultado ser muy superior a lo que el autócrata del Kremlin esperaba y la lucha se prolonga desde hace muchos meses, va camino de los dos años. El segundo de esos conflictos se desencadenó el 7 de octubre pasado cuando brigadas de Hamás cruzaron la frontera de Israel por varios puntos y asesinaron a mil cuatrocientas personas, incluidos ancianos, mujeres y niños, y apresaron a más de doscientas personas que se llevaron como rehenes. La reacción de Israel, sorprendido el gobierno y lo que es más llamativo su servicio de seguridad, cuya efectividad era mítica, ha sido brutal: bombardeos continuos en la franja de Gaza, donde a diario mueren ancianos, mujeres y niños y donde los hospitales, con el cierre fronterizo impuesto por los israelíes, han quedado inoperativos y los heridos mueren, sin poder recibir asistencia.
Repentinamente este segundo conflicto, que no es sino una manifestación de lucha abierta en una guerra que dura décadas, ha hecho que la guerra en Ucrania quede desdibujada, prácticamente ha desaparecido de los medios. Es como si se hubiera puesto fin a esa lucha infernal que llenaba espacios televisivos, tiempo radiofónico y páginas de periódicos. Los focos están ahora en otro sitio, algo que siempre tiene un beneficiario porque lo que no está en los medios no existe.
Todas estas turbulencias tienen beneficiarios. En España a Sánchez para ser investido presidente gracias a unos acuerdos, que veremos a donde nos conducen y que desestabilizan al país para. El horror que las matanzas de Hamás provocaron y el que ahora provoca la reacción israelí, tiene como gran beneficiario a Putin, al sacarlo del foco mediático y dejar a la guerra en Ucrania, desde el punto de vista informativo, en lugar secundario.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 17 de noviembre de 2023 en esta dirección)