Cuando en la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso dio el primer gran sopapo a la izquierda en general y al PSOE en particular, el ínclito Tezanos, cuyos ridículos demoscópicos marcan ya una época, calificó a los votantes del PP como tabernarios. Lo utilizaba a modo de insulto que, Díaz Ayuso, con habilidad, lo convirtió en una especie de seña de identidad.
Ahora, cuando la izquierda, el pasado 28 de mayo, tanto en las municipales como en las autonómicas en una docena de comunidades, se ha llevado un nuevo sopapo, la portavoz del gobierno de Sánchez ha dicho sencillamente que los españoles que han propinado dicho sopapo se han equivocado a la hora de votar. Algo inaudito en una democracia, donde cada cual vota lo que le viene en gana. Sería como decir que quienes siguen votando a Sánchez también se equivocan cuando, simplemente, les parece bien que quien, entre otras cosas, les ha mentido en cuestiones de mucho calado político, siga con su apoyo.
Pero ese, como decimos, no es el caso de Isabel Rodríguez García. Hace casi veinte años fue la senadora más joven de España, con veintitrés años y recién terminada la carrera de Derecho. Entonces ocupó un escaño en el Senado y, desde entonces, ha pasado por diferentes cargos hasta el actual de ministra de Política Territorial y portavoz del Gobierno.
Es conocido el uso que hace de la tribuna desde la que ha de dar cuenta de los acuerdos del consejo de ministros y que, sectariamente -sólo puede calificarse así a quien afirma que por votar una determinada opción se está equivocado-, utiliza para denigrar a los partidos de la oposición. La Junta Electoral ha tenido que llamarle la atención en dos ocasiones por hacer un uso inadecuado de la mencionada tribuna gubernamental. Se añade a ello que se considera autorizada para repartir acreditaciones de buenos y malos votantes. Esa actitud sólo se explica ante el monumental batacazo de su partido, que ha perdido, según ella, por los errores cometidos por los españoles a la hora de acudir a las urnas.
Es decir, que gran parte de los andaluces que ejercieron su derecho al voto el 28 de mayo están equivocados. Lo están los de las ciudades de Almería, Málaga, Granada, Córdoba, Cádiz y Huelva, ciudades donde el PP ganó por mayoría absoluta. También los de Sevilla que dieron al PP la victoria electoral y, así mismo una parte importante de los de Jaén. Muy atrás quedan ya aquellos tiempos en que los socialistas barrían electoralmente a sus adversarios y se hacían con el gobierno de Andalucía, con el de las diputaciones provinciales y con la inmensa mayoría de los ayuntamientos de forma que eran, poco menos que una excepción, los alcaldes no socialistas en Andalucía.
Entonces sostenían que el pueblo era sabio, que no se equivocaba y que acertaba al darles su voto y su confianza. Sánchez nos ha convocado a las urnas para el próximo 23 de julio -por cierto, el Parlamento de Andalucía prohibió elecciones autonómicas en julio y agosto-, veremos si los andaluces vuelven a equivocarse, según los criterios de Rodríguez García, portavoz del gobierno que preside Sánchez.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 9 de junio de 2023 en esta dirección)