Un día sí y otro también, de un tiempo a esta parte, vivimos días históricos de manera casi permanente. Cualquier nimiedad sirve para que se califique de histórica una jornada en la que no ha ocurrido nada que verdaderamente tenga trascendencia para pasar a los anales de la Historia, pero que para sus protagonistas merece entrar por la puerta grande en los anales de la Historia. Esa elevación a la categoría de histórica ha ganado en frecuencia sólo de unos años a esta parte. Es desde que los adanistas cobraron notoriedad pública cuando cualquier nimiedad ha cobrado altos vuelos. Será porque nada había ocurrido antes de que ellos aparecieran. Se aprueba una ley en el parlamento -algo que forma parte de la esencia misma de las cámaras políticas que como poder legislativo tienen entre otras misiones la de hacer leyes- y resulta ser un día histórico.
Sánchez, que como sabemos miente con un descaro inaudito, afirma que fue un día histórico la jornada en que se aprobó la Ley de la Vivienda, insistiendo en que era la primera ley de vivienda que se aprobaba en España. Sólo haciendo de la mentira bandera e ignorando la Historia podía hacerse esa afirmación. En los años de la dictadura franquista se construyeron por el Instituto Nacional de la Vivienda cientos de miles de viviendas sociales. Viviendas que se construían acogidas a los beneficios de la ley del 15 de julio de 1954 y de 13 de noviembre de 1957.
Todavía pueden verse en algunos viejos bloques de pisos las placas donde se señala que las viviendas fueron construidas por ese organismo de la dictadura. También fue un día histórico para la ministra Ione Belarra que afirmaba texturalmente: «Hoy es un día histórico en el que nos felicitamos por el acuerdo que acaba de alcanzar el gobierno con Euskalherría Bildu e Izquierda Republicana de Cataluña para que por fin podamos aprobar la primera ley de vivienda de la Historia».
Esos socios parlamentarios del gobierno sanchista son los herederos políticos de los asesinos de ETA y una parte de los independentistas que dieron un golpe de Estado en 2017 y que Sánchez acabó indultando, pese a haber afirmado reiteradamente, cuando así convenía a sus intereses, que jamás los indultaría.
Ese historicismo de pacotilla no se circunscribe sólo al ámbito de lo político, donde ciertamente se utiliza con frecuencia. También ha llegado al ámbito deportivo. Muchos partidos de fútbol que no van más allá de un encuentro de importancia para la clasificación de algún equipo, se convierten en boca de algunos en un acontecimiento histórico.
Como histórico es que ocurra una cosa anormal en el fútbol, como es que un equipo inferior gane a uno que ha utilizado muchos millones para confeccionar su plantilla. Lo que no deja de ser una sorpresa deportiva se convierte en un acontecimiento histórico. Histórico sí puede ser que Morante de la Puebla le corte a un toro las dos orejas y el rabo en la Maestranza de Sevilla porque eso no había ocurrido desde hace más de medio siglo en la mencionada plaza. Añadimos que será histórico en los anales del toreo y quedará en la mente de los aficionados durante mucho tiempo, pero en la Historia…
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 5 de mayo de 2023 en esta dirección)