Está muy extendida, en el lenguaje coloquial, la expresión sanchismo, para referirse al PSOE de Sánchez que, poco tiene que ver, con el de otro tiempo. Afirmaciones rotundas de notables referentes del socialismo patrio como son Felipe González o Alfonso Guerra, como era el caso de Rubalcaba, lo han dejado meridianamente claro. El PSOE de Sánchez es algo muy diferente al de la Transición y años siguientes. Adriana Lastra, cuyas afirmaciones y planteamientos resultan cuando menos llamativos, señaló, ante las críticas de esos referentes, que se trataba de otro PSOE, que eran gentes de otro tiempo. Así que como vivimos nuevos tiempos -no sé si eso será el oxímoron sanchista de la nueva normalidad-, el PSOE de hoy es otra cosa: es sanchismo, es decir, el PSOE de Sánchez, quien no ha tenido el menor reparo en referirse a las fuerzas de seguridad del Estado como los piolines.
Recuerden ustedes que los independentistas catalanes, se referían a la Guardia Civil y a la Policía Nacional como los piolines por aquello de tenerlos que acomodar en un barco en los que aparecía la imagen de Piolín, el pajarito de los dibujos animados, donde fue necesario alojarles en condiciones inadecuadas, ante el rechazo de la hostelería catalana a darles hospedaje. También utilizaban los independentistas la palabra picoletos para denominar despectivamente a la Guardia Civil. Piolines o picoletos son, desde luego, expresiones inadecuadas, en boca del presidente del gobierno de España para referirse a los cuerpos de seguridad del Estado. El término piolín tiene un carácter despectivo como lo tiene picoleto -el diccionario de la Real Academia de la Lengua señala que picoleto es una expresión coloquial despectiva- para referirse a quienes trataban de mantener el orden constitucional en Cataluña cuando unos golpistas atentaban contra él. En boca de un presidente de Gobierno es más que lamentable no solo porque es de todo punto inadecuado, inapropiado e hiriente, sino porque es probable que lo utilice en su deseo de agradar a sus aliados independentistas de la misma forma que lo hacen ellos como forma de injuriarlos.
Las reacciones de los sindicatos de la Policía Nacional y de la Guardia Civil indignados por la forma en como Sánchez se refiere a ellos con el agravante de hacerlo en sede parlamentaria, exigiendo una reparación, está más que justificada. Lo que ocurre es que no debe sorprender en quien por mantenerse en el poder ha dado muestras de estar dispuesto a las mayores humillaciones, no sólo a él sino lo que es más grave al Estado y sus instituciones. No olvidemos que el mismo Sánchez no tuvo reparo en decir que el Ministerio de Defensa debía ser suprimido y que la ministra de Educación del Gobierno que preside ha decidido que la enseñanza de nuestra historia comienza en los inicios del siglo XIX, con la promulgación de la primera constitución en 1812. Lo que llevará a que quienes estudien con ese planteamiento ignoren nuestra historia de los siglos anteriores, lo que no parece preocupar ni mucho ni poco al sanchismo porque el conocimiento de esos siglos pasados, aducen algunos, estimula el conservadurismo, mientras que la progresía se cultiva con los siglos contemporáneos. Toda una sandez.
(Publicada en ABC Córdoba el 20 de mayo de 2022 en esta dirección)