La imagen del presidente Sánchez, en camisa de llamativo color, con el teléfono pegado a la oreja y difundida por el servicio de prensa de la Moncloa, sugería que mantenía una ronda de conversaciones con los líderes europeos, a cuenta de la grave crisis que hay en la frontera de Ucrania, como consecuencia de los más de cien mil soldados rusos que Putin ha ordenado acumular en la zona. Esa imagen presidencial ha sido objeto de toda clase de comentarios —muchos de ellos en tono satírico y hasta burlesco, teniendo en cuenta el postureo de que hace gala Pedro Sánchez— en los que incluso se ha llegado a poner en duda que estuviera hablando con alguno de esos líderes.

La cuestión ha tomado más cuerpo cuando el presidente de los Estados Unidos sostuvo una video conferencia con cinco de esos líderes europeos para coordinar la actuación frente a Putin. Entre esos cinco líderes no se encontraba Pedro Sánchez, siendo España la cuarta potencia de la Unión Europea, después de la salida del Reino Unido.

Somos muchos quienes nos sentimos menospreciados por esa actitud de Biden porque en ese menosprecio a Sánchez va incluido el menosprecio a nuestro país. Sin embargo, la explicación para que esas cosas ocurran se encuentra en la poca confianza que entre los norteamericanos y posiblemente también entre algunos líderes europeos provoca el hecho de que los comunistas formen parte del gobierno de España. Esa falta de confianza, se traduce en situaciones que tienen mucho de desplantes.

Sin duda, les llamará la atención que en el gabinete español se alcen ahora voces, en defensa de la paz y la vía diplomática y desempolven el ‘No a la guerra’ utilizado por la izquierda en tiempo de Aznar, pero no lo hayan hecho, mientras Putin acumulaba tropas y pertrechos en la frontera de Ucrania que, no lo olvidemos, es el origen de la tensa relación que se está viviendo en este momento. El gobierno, al menos una parte —la parte socialista—, ha respondido a sus compromisos con los aliados, al enviar varios barcos, algunos aviones y algunos centenares de militares a la zona de conflicto, lo que incluye las llamadas republicas bálticas, que temen el expansionismo territorial de Putin sobre lo que fueron países de la órbita soviética, en tiempos de la URSS. Las protestas de otra parte del gobierno —la parte podemita— no se han hecho esperar, rechazando ese envío. Las declaraciones de unos y otros, en franca contradicción, hacen que el gobierno que preside Sánchez no genere la confianza necesaria entre los aliados occidentales y menos en los Estados Unidos.

Eso explica, en buena medida, que Sánchez no fuera invitado a la video conferencia de Biden con sus aliados europeos. Esa exclusión, que para persona tan pagada de sí misma como es el presidente del gobierno es un duro varapalo a su ego, pone en cuestión la foto en la que con teléfono en la mano y camisa de llamativo color, según Moncloa, estaba manteniendo contacto con otros líderes europeos. Si bien lo peor de todo es la pobre imagen de nuestro país, que recibe un trato inadecuado, pero que tiene su explicación.

 (Publicada en ABC Córdoba el viernes 28 de enero de 2022 en esta dirección)
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