Se nos acaba otro año, uno más que sumamos a nuestro haber, aunque en realidad es un debe. Cada año que pasa es uno menos que queda al particular calendario de nuestra vida. Este 2021, que está dando las boqueadas, nos ha deparado, colectivamente hablando, algunas ilusiones, pocas, y una gran desilusión porque en sus comienzos albergábamos la esperanza de que, con la llegada de la vacuna, que estrenábamos por entonces, el final del virus, que ha alterado de forma grave nuestras vidas, llegaba a su fin.

Nos decían que, en cuestión de algunos meses, alcanzaríamos la inmunidad de grupo, que hay quien, creo que notoria propiedad, llama inmunidad de rebaño. Contábamos, además con que meses antes lo había anunciado el presidente Sánchez cuando afirmaba con la contundencia que le caracteriza: «hemos derrotado al virus y doblegado la pandemia» y ya sabemos que la palabra de Sánchez va a misa.

Pero, pese al elevado porcentaje de vacunados, incluidos los que no votan a Sánchez, no se ha acabado la pandemia y la aparición de Ómicron nos ha situado en niveles de contagio, mucho menos letales, que superan todo lo conocido hasta el momento. La celebración de las reuniones de amigos, compañeros de trabajo o de familia a la que es proclive la Navidad se han visto seriamente afectadas. Veremos que nos depara el 2022, a punto de nacer.

En Córdoba hemos visto como las obras de la Biblioteca del Estado, todo un logro, sufren un nuevo retraso, otro más. El Córdoba CF está dándose un paseo, aunque en una categoría -segunda de la RFEF que es vergonzante para una ciudad como Córdoba- en la que militan equipos de localidades mucho más pequeñas.

Pero la gran noticia del año ha sido la elección de la ciudad como sede de la Base Logística del Ejército. No sólo por lo que supone desde el punto de vista de inversión o creación de puestos de trabajo, también porque, si se aprovecha la oportunidad que esa decisión brinda, Córdoba puede desarrollar todo el potencial que su posición geográfica le otorga para ser el gran centro logístico del sur de España.

Ha sido el año en que se frustraron las mociones de censura, urdidas desde la Moncloa, para arrebatar al PP los gobiernos de Murcia y Castilla y León y el de la decisión de Ayuso de convocar elecciones y adelantarse a otra posible moción de censura dejando vapuleados a los socialistas madrileños. También el año de su enfrentamiento con Casado que está afectando negativamente las expectativas electorales de los populares, que pierden parte de la ventaja que le otorgan todas las encuestas, menos las de Tezanos, que sabemos que son tan fiables como las promesas de Sánchez que jamás indultaría a los golpistas catalanes.

Se nos va un año más. Tengo dudas de si somos un poco más sabios porque cumplir años no es necesariamente sinónimo de mayor sabiduría, pero lo contamos en medio de las dificultades generadas por la epidemia que no es poco. Despido la columna con mi agradecimiento por leer lo que aquí escribo y mis mejores deseos de cara al año próximo que, esperemos sea el que derrotemos a virus y dobleguemos la pandemia.

(Publicada en ABC Córdoba el viernes 31 de diciembre de 2021 en esta dirección)

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