En la Grecia antigua, la de Herodoto o Jenofonte, las artes estaban ligadas a la inspiración de las musas entre las que se encontraba Clío, la musa de la Historia. Su función era la de mantener vivo el recuerdo de los acontecimientos que debían permanecer en la memoria de las gentes. Clío está de luto con la decisión del ministerio de Educación, cuya ministra, Pilar Alegría Continente, desaparece cuando los tribunales señalan el cumplimiento de asuntos que afectan a su departamento. Es el caso de que en Cataluña el veinticinco por ciento de las clases han de darse en español o el de una familia, en una decisión casi heroica, exige que se cumpla esa norma en el colegio de su hijo y los tribunales le dan la razón.
Esa decisión ministerial quiere que nuestra historia se limite a una brevísima relación en lo que se refiere a todo lo acontecido antes de que hubiera una constitución; es decir antes del año 1812.
Esa barbaridad -me quedo corto al calificarla así-, significa relegar a poco menos que al rincón del olvido a la Hispania romana, la de Séneca o de Trajano. Pasar por encima de Al-Ándalus y de la Córdoba califal, desconocer quienes fueron Abderrahmán III o Alhaken II y Maimónides o Averroes. Pasar de puntillas por el reinado de los Reyes Católicos, lo que es tanto como arrinconar a Colón y poco menos que ignorar quiénes fueron Carlos I o Felipe II. Supone desconocer que Juan Sebastián Elcano fue el primero que dio la vuelta al mundo, quiénes eran Hernán Cortés, Francisco Pizarro, Cabeza de Vaca o Hernando de Soto. Supone carecer de una explicación de porqué hoy más de quinientos millones de personas hablan nuestra misma lengua o porqué las universidades más antiguas de América fueron fundadas por los españoles y que fue con el oro y la plata traídos de allí como se financió le hegemonía de España durante siglo y medio.
Poco sabrán los alumnos de El Greco, Martínez Montañés y Gregorio Fernández. Ignorarán porqué en Córdoba hay una mezquita y que, en tiempo de Fernando III, que tampoco tendrán idea de quién es, pasó a ser catedral cristiana. No tendrán idea de por qué, a pocos kilómetros, se levantó una ciudad palatina llamada Medina Azahara porque no les habrán explicado que en Córdoba hubo un califato y esa era la residencia de los califas. Ni sabrán que en el siglo X Córdoba era la ciudad más importante de occidente. No entenderán porqué en Granada está la Alhambra, ni conocerán a quienes están enterrados en los túmulos de la Capilla Real. No tendrán explicación, cuando vean el monasterio de San Lorenzo de El Escorial, de porqué está dedicado a ese santo, ni sabrán que el día de su onomástica, en 1558, se libró la batalla de San Quintín, donde los tercios de infantería española vencieron a los franceses a las puertas de París. Tampoco sabrán qué eran los tercios y se preguntarán ante un cuadro de Velázquez, qué hacían rindiendo Breda en el siglo XVII.
La Historia está de luto porque monumentos, artistas o héroes, algunos considerados hoy políticamente incorrectos, van a quedar en un borroso recuerdo en la memoria de su propio país.
(Publicada en ABC Córdoba el viernes 17 de diciembre de 2021 en esta dirección)
La Historia de España les molesta a los malnacidos que nos desgobiernan, y que la estudien las generaciones jóvenes, más aún. Por eso, los que estamos orgullosos de ella (ya la quisieran todos los países para sí) debemos doblar esfuerzos para darla a conocer, como nuestros antepasados se merecen. Enhorabuena y gracias, José, por hacerlo y por animarnos a muchos a poner manos a la obra. Un abrazo.