Hace algunos inviernos —gobernaba por entonces el Partido Popular— en los medios de comunicación se hablaba con una frecuencia machacona de lo que se denominaba pobreza energética. Los fríos de los duros meses invernales de aquellos años en que la crisis iniciada en 2008 —Zapatero, con si visión de lince, la calificaba de desaceleración económica— habían convertido el recibo de la luz, que sigue siendo una especie de arcano insondable, en una factura difícil de pagar para muchos españoles que se encontraron en situación precaria. Hoy, las circunstancias, por mor de la pandemia, vuelven a ser difíciles para muchos españoles y los precios de la luz alcanzan niveles escandalosos. Pero no se oye hablar de pobreza energética. Serán muchos los que se pregunten cuál es la razón de este silencio. No debe ser porque estemos en verano y no haya que encender la calefacción, ya que el tórrido verano español, en la mayor parte de la Península, obliga a poner en funcionamiento el aire acondicionado y los ventiladores zumban sin cesar. Es otro arcano, el silencio de los mismos medios que hablaban de la gravedad del problema de la pobreza energética, pese a que son muchos quienes tienen dificultades para pagar el recibo de la luz.
Las eléctricas cuyas cuentas de resultados son multimillonarias, con beneficios que rozan lo escandaloso, se escudan en que una parte importante del recibo son impuestos. No les falta razón. Pero no les asiste cuando tratan de justificarse, insisto en lo de los beneficios multimillonarios, al hablar de que en este tiempo estival el viento no sopla con la fuerza necesaria y los aerogeneradores no suministran suficiente energía barata —en invierno es la energía solar la que no suministra los suficientes kilovatios— y eso obliga a que tengamos los precios de electricidad más altos de Europa.
Tal vez sería conveniente echar una mirada a los consejos de administración de esas eléctricas que suelen acoger, en número importante y con prebendas que resultan escandalosas, a numerosos ex presidentes de gobierno, ex ministros o ex altos cargos de gobiernos que tomaron decisiones en claro beneficio de los intereses económicos de las compañías eléctricas. Uno de los casos más sonados fue la de aquel ministro del PP, José Manuel Soria, autor del llamado impuesto al autoconsumo voltaico, lo que popularmente se conoció como impuesto al sol. Se trataba de castigar la energía que los ciudadanos producían con sus placas solares, en beneficio de las compañías eléctricas. En Andalucía, el PSOE silenció a dos de sus diputados que denunciaban que los contadores de las eléctricas tenían errores a la hora de medir. Pequeños errores que en millones de usuarios suponían todos los meses cantidades fabulosas. ¿Recuerdan lo que decían cuando se hablaba de pobreza energética los partidos que ahora forma el gobierno de España…?
(Publicada en ABC Córdoba el 10 de julio de 2021 en esta dirección)