Salvador Fuentes aparece, al menos en lo que a competencias municipales se refiere, como uno de los hombres fuertes del nuevo gobierno municipal de la ciudad. No en balde es el tercer teniente de alcalde, lo que le permite exhibir galones. Pero eso no es lo más importante, el verdadero meollo de su poder reside en las competencias que el alcalde ha delegado en su persona. Recaen sobre sus hombros dos responsabilidades de tanta importancia den la política local como son el manejo de la Hacienda y el Urbanismo.
Fuentes es hombre de larga experiencia pública en la que lleva embarcado tres décadas y conoce a fondo la política municipal, donde se inició y a la que regreso hace algunos años, tras su etapa de parlamentario andaluz. Respecto a la primera de sus competencias, la hacendística, todo apunta a que, siendo un hueso duro de roer, no debería de crearle mayores problemas que los derivados de la propia gestión de los recursos municipales. Sobre todo si tenemos en cuenta que la incapacidad gestora de la anterior corporación ha dejado en buenas condiciones las arcas municipales. Disponer de más de cien millones de remanente de tesorería, teniendo en cuenta el presupuesto de la ciudad, son palabras mayores. Esas reservas han llevado a que el alcalde haya prometido una rebaja en algunos tributos, como en el caso del Impuesto Municipal de Vehículos, el conocido popularmente como el “sello”, que en Córdoba es de los más elevados de España. Esperemos que no quede en el fuego de artificio que fue aquella amenaza -iba en sentido contrario- con que la anterior concejal de Hacienda amenazó, apenas había tomado posesión del cargo, de duplicar el IBI a las viviendas y locales que estuvieran cerrados. Se trataba de un brindis al sol porque iba contra la legislación, mientras que bajar impuestos, sobre todo si son elevados, como es el caso, no va contra la ley. En el campo de Hacienda, salvo situaciones inesperadas, Fuentes tiene el terreno despejado, al menos por el momento.
Pero cosa muy diferente es la que puede depararle su otra competencia municipal, la de Urbanismo. Tiene que hacer frente a la situación en que se encuentra la Gerencia y eso es una auténtica patata caliente. La presión fiscal resulta demasiado elevada, para un servicio malo y con numerosas deficiencias, agudizadas en el último mandato. El paso del anterior responsable ideologizó de forma lamentable una Gerencia, en la que un elevado porcentaje del numeroso personal que está en su nómina no es funcionario. El reto que Fuentes tiene por delante no es fácil por decirlo de una forma suave y va a ser ese uno de los terrenos donde se juega buena parte de su imagen, así como la capacidad de gestionar el nuevo gobierno municipal. Agilizar una maquinaria que adolece de numerosos defectos y que retrasa de forma grave numerosas iniciativas, que incluso llevaron a la inédita protesta generalizada del sector urbanístico cordobés, es uno de sus grandes retos. La Gerencia Municipal de Urbanismo está en el punto de mira de parte importante de la opinión pública porque actúa sobre un elemento importante de la economía en una ciudad que tiene la tasa de paro más elevada de todas las capitales de provincia de España.
Como dicen los taurinos: suerte, vista y al toro…que es un morlaco, añadimos nosotros.
(Publicad en ABC Córdoba el 10 de julio de 2019 en esta dirección)