Hoy resulta que esa Europa, que se nos antojaba un edén, no lo es tanto. Que sus planteamientos están sujetos a error. Que las equivocaciones están a la orden del día y la falta de fundamentos presente en sus decisiones. Ahora resulta que las decisiones y recetas de la llamada Troika, que en materia económica eran consideradas infalibles, fallan. Ahora resulta que los denominados rescates de los países periféricos -en Europa hay núcleo y periferia- no se han realizado de la forma adecuada. Ahora resulta que sus previsiones macroeconómicas adolecen de los mismos errores que las que se hacen en cualquier otro sitio y se ven obligados a corregirlas. Ahora resulta que sus «consejos» encierran contradicciones insalvables en boca de Olli Rehn. Ahora resulta que poner en circulación el euro fue una decisión precipitada… Es conveniente tener presente que Europa también se equivoca. Que en Bruselas también tienen que hacer sus deberes como se les exigen a otros. Dicho esto, es conveniente saber que el proceso de construcción en que Europa está empeñada es una necesidad ha de seguir impulsándose, pero es conveniente no perder de vista que allí también se cuecen habas.
(Publicada en ABC Córdoba el 11 de mayo de 2013 en esta dirección)