Castro mostraba su aliento a la revolución chavista y confiaba en que ésta seguiría consolidándose con Nicolás Maduro heredero señalado como su sucesor por el poderoso dedo de Hugo Chávez. Tampoco sé si Castro se mostrará muy favorable a los métodos utilizados en plena campaña por el heredero de Chávez como, por ejemplo, regalar vehículos a los militares o hacer referencia a que se le ha aparecido el espíritu del difunto, en forma de pajarito, cuando hacía oración en una capilla. ¡Todo un arrebato de misticismo! ¡Toda una declaración de desbordante espiritualidad!

Tal vez sea que el socialismo del siglo XXI, con el que José Antonio Castro sueña para Andalucía -supongo que por extensión para toda España- tiene perfiles muy diferentes al que se gestó en el siglo XIX y arruinó a los países del Este de Europa, bajo la férula de la Unión Soviética durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX. Un socialismo que los sectores ligados por entonces al comunismo consideraban un paraíso. Como tal tenían las condiciones en que se vivía al otro lado del Telón de Acero, a pesar de que levantaron muros como el de Berlín para que la gente no saliera corriendo de él y se viniera al terrible infierno capitalista. Tal vez ese socialismo del siglo XXI venga acompañado de fuertes ribetes de espiritualidad que superan el materialismo de Marx y de Engels. Una espiritualidad como la del pajarito en el que Nicolás Maduro ha visto al espíritu de Chávez. En este caso, tampoco sabemos la opinión que sobre el pajarito bolivariano tiene el portavoz de IUCA en el Parlamento de Andalucía.

(Publicada en ABC Córdoba el 6 de abril de 2013 en esta dirección)

 

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