Ahora la Junta de Andalucía, que no dejó de poner chinitas de muy variada índole en el camino, se descuelga, por boca de su delegada de Educación y Cultura en Córdoba, afirmando que ésta es una ciudad hospitalaria, que tiene las puertas abiertas a todo el mundo y que acoge siempre con los brazos abiertos. Dice la delegada que «si Pilar Citoler quiere volver, aquí la vamos a estar siempre esperando con las puertas y los brazos abiertos». Sus palabras, después de lo vivido estos años, suenan como mínimo a sarcasmo. En este asunto la consejería de Cultura habría acabado con la paciencia del mismísimo Job. Han sido años llenos de incomprensión hacia una oferta, cuyos términos podían discutirse, pero no despreciarse. Ha habido declaraciones que llegaban a la incorrección como las hechas por el consejero de de Cultura Paulino Plata cuando señaló que la tasación del valor de la colección estaba hinchaba y la reducía, no sabemos con qué criterio, a menos de la quinta parte. Ha habido desprecio cuando se discutía acerca de la ubicación. La consejería de Cultura de la Junta rechazaba situarla en el llamado C4 -vaya nombrecito-, por entonces en construcción. Afirmaba que era demasiado edificio para albergar la colección.
Córdoba se ha quedado si un milagro de última hora, muy poco probable, no lo impide, sin una de las colecciones de arte contemporáneo de nuestro país, que está considerada de las más valiosas, integrada por más de un millar de cuadros y piezas, entre las que se encuentran obras de Picasso, Barceló, Chillida, Wharhol o Le Corbusier. Días atrás, el vicerrector de estudiantes de la Universidad de Córdoba, que siempre creyó y apoyó el proyecto, decía que tenía una sensación agridulce, al anunciar que el destino de Circa XX sería Zaragoza. Ignoro los motivos del profesor Torres Aguilar para calificar de ese modo su sensación. Quizá se refería tanto a la liberación que significaba no tener que seguir lidiando con el morlaco en que se había convertido el proyecto como al dolor que suponía el fiasco en que todo ha quedado.
Añadamos que, en este caso, la culpa no es atribuible al «senequismo» cordobés.
(Publicada en ABC Córdoba el 2 de marzo de 2013 en esta dirección)