HAY cosas que tienen una difícil explicación. Una de ellas es que, en pleno crecimiento delturismo en España, una vez superados los difíciles años de la crisis, las cifras señalen que Córdoba se mueve a la baja. Tiene difícil explicación porque la ciudad ha multiplicado sus atractivos en los últimos años. En muy poco tiempo ha conseguido sumar dos declaraciones de patrimonio de la humanidad -los Patios y Medina Azahara- a las otras dos que ya poseía. Eso es algo único en España. Sin embargo, las cifras de del turismo no responden a esos atractivos. No es fácil llegar a comprenderlo, aunque si analizamos algunas cosas puede encontrarse cierta explicación.
En los últimos años los museos que dependen del Ayuntamiento han permanecido cerrados en puentes y fechas clave para quienes visitan la ciudad. También ha permanecido cerrado eL Alcázar de los Reyes Cristianos y el espectáculo nocturno que se ofrecía arrastró durante demasiado tiempo serios problemas. Así mismo, se puso en cuestión, desde la Delegación municipal de Turismo, la seguridad de los itinerarios de las estaciones de penitencia de las cofradías de Semana Santa. Algo que en los tiempos que corren supone un asunto ante el que hay una gran sensibilidad social, como consecuencia de los atentados protagonizados por terroristas ligados al radicalismo islamista. Las razones de inseguridad tienen su componente ideológico con el objetivo de establecer líneas de separación entre el mundo cofrade y la Mezquita-Catedral.
Añádase a ese goteo, que termina calando y acaba dando sus frutos en forma de resultados desalentadores, el encarecimiento de los servicios del ramo de hostelería, como consecuencia delcosto de las tasas de valedores a los que, por increíble que parezca, se le suma otro empujoncito al bolsillo para poder disfrutar en Córdoba de algo de sombra mientras se toma una caña. Inclúyanse los graves retrasos que vienen produciéndose a lo largo de todo el mandato municipal en lo que respecta la concesión de licencias urbanísticas para obras destinadas a nuevos establecimientos hosteleros. Curiosamente la Gerencia de Urbanismo que ha de otorgarlas está en las mismas manos edilicias de quien tiene la responsabilidad de promocionar turísticamente la ciudad, el teniente de alcalde, Pedro García. Su última iniciativa, por el momento, supone una autentica apuesta por dejar incierto el futuro para uno de los sectores más dinámicos de la economía de la ciudad, al proponer la suspensión cautelar de licencias turísticas que afectan a hoteles y apartamentos vacacionales en el centro histórico de la ciudad. Ha sido presentada por el mencionado edil -por ahora ha quedado sobre la mesa- como una medida estelar para combatir el turismo de masas.
Está claro que el señor García, cuando días atrás afirmaba que no gobernaba para todos, no estaba haciendo una declaración banal. Resulta evidente que su apuesta no es por el turismo. Ni el de masas, ni el de las despedidas de soltero, con sus correspondientes astracanadas, ni el de las élites que buscan establecimientos y comodidades en las zonas del amplio casco histórico que Córdoba posee.
No es de extrañar que con estos mimbres, mientras el crecimiento turístico en España es una realidad, aunque este año no llegue a los niveles de crecimiento de los anteriores, en la Córdoba del bipartito, se retroceda de forma lamentable. Las decisiones tienen consecuencias y éstas permiten, al menos en parte, explicar lo que resulta difícil.
(Publicada en ABC Córdoba el 4 de agosto de 2018 en esta dirección)