EN Córdoba la historia se repite con una frecuencia algo más que llamativa. Recuerda a la vieja política. Me refiero a la de la llamada Restauración organizada por Cánovas del Castillo con la impagable colaboración de Sagasta en la que se impuso, con un asentado bipartidismo, el llamado turno pacífico de los partidos. Ora tocaba gobernar a los conservadores, ora a los liberales. Mucha gente de entonces sostenía -vaya usted a saber si con mucho fundamento- que eran, en expresión popular, los mismos perros pero con distinto collar.

En nuestro tiempo hay quien trasladaría miméticamente a aquellos conservadores canovistas y liberales sagastinos a quienes han mantenido durante casi cuatro décadas un bipartidismo sostenido por socialistas y populares. Estas promesas incumplidas recuerdan a aquellos diputados, muchos de ellos cuneros -la denominación surgió en tiempos de la Restauración- cuya relación con el territorio que representaban como diputados no existía. Costumbre que no se ha perdido y el PSOE en Córdoba es un claro ejemplo. Hacían promesas que quedaban abandonadas concluida la campaña electoral y no volvían a la palestra hasta la siguiente campaña. Lo curioso es que los electores volvían a votar a quienes les engañaban. Es algo que sigue ocurriéndonos en Córdoba.

¿Recuerdan la promesa de Zapatero sobre la capitalidad cultural? Aquel presidente del gobierno cuyas políticas llevaron a España al borde del precipicio, aseguró solemnemente en una visita a la ciudad que Córdoba sería capital cultural de Europa en 2016. Su palabra quedó en agua de borrajas, como tantas otras veces ocurrió con sus promesas. ¿Qué me dicen de la ampliación del Hospital Reina Sofía? En este caso han sido presidentes de la Junta de Andalucía, varios de ellos porque la promesa, mantenida largamente en el tiempo sin llegar a materializarse, ha visto desfilar por el palacio de San Telmo a varios inquilinos.

Esa ha sido una promesa, además de incumplida, menguante con el paso del tiempo. Tal y como ha llegado a nuestros días apenas tiene parecido con aquella con que inicialmente se nos engatusó. Otro tanto ocurre con el tramo incompleto de la Variante Norte con la que ni los gobiernos central y autonómico asumen los compromisos prometidos.

Centro logístico

El incumplimiento de la más reciente, relacionado también con competencias que corresponden a la Junta de Andalucía, ha sido el fiasco para Córdoba de la instalación del Centro Logístico de Andalucía. Una de las opciones que siempre se barajó fue su instalación aquí, pero finalmente no ha sido así. Lo que ha venido a denominarse como el Megahub, ha tenido una larguísima gestación en el tiempo, como suele ocurrir con las iniciativas de la Junta, pero desde sus inicios hubo un compromiso no cerrado con Córdoba.

Ese compromiso se convirtió en una promesa más contundente cuando la actual presidenta de la Junta, Susana Díaz afirmó, hace pocos meses, en una visita a Córdoba que la Junta se sumaba al esfuerzo de los cordobeses para «convertirse en el principal centro logístico, no de Andalucía, sino de la mitad Sur de la Península». Otra promesa incumplida porque finalmente se ha ido para Antequera que fue otra opción que siempre se barajó en las alturas del poder socialista andaluz.

Córdoba empieza a parecerse, cada vez más, a una vieja sirena varada ante la actitud inerme de sus poderes políticos. A lo más que se lanzan es a cambiar cuadros de sitio, a defender oposiciones cuestionadas por la justicia, arreglar algunas calles y celebrar Cruces, Patios, catas y Feria.

(Publicada en ABC Córdoba el 5 de mayo de 2018 en esta dirección)

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