En cualquier sociedad de cualquier parte del mundo es usted quien hace y deshace según sus criterios. Dicho de una manera elegante, son sus opiniones y puntos de vista los que más peso tienen en las reuniones del consejo de administración donde se toman las decisiones que marcan el futuro de esa sociedad. Se da por supuesto que las personas que dirigen la empresa han de contar con su aquiescencia y han de ser de su confianza, como es el caso, sólo por poner un ejemplo, del gerente de la sociedad. En caso de discrepancia con algún otro de los miembros del consejo de administración acerca de la idoneidad de las personas que desempeñan esos cargos usted impondría a quien fuera de su confianza. Para algo usted es el dueño del ochenta y cinco por ciento de la sociedad y ya se sabe… en el mundo empresarial con únicamente el cincuenta y uno por ciento se imponen las decisiones, porque esa cifra, muy alejada del ochenta y cinco por ciento, bastaría para hacerlo. Como decimos, en el mundo empresarial esto está meridianamente claro y no ofrece la más mínima duda. Quien tiene el cincuenta y uno por ciento impone sus criterios, mucho más si tiene el ochenta y cinco que, con todos los respetos para el resto del accionariado, los convierte en poco menos que comparsas del principal accionista.

Aclarada esta cuestión -pido disculpas a quienes se hayan aburrido con tan largo exordio-, acerquémonos a lo que está ocurriendo en el Consorcio Local de Turismo de Córdoba. No es una sociedad mercantil, pero en ella toman asiento el presidente de la patronal cordobesa y cierto número de empresarios del sector que se rigen por esa norma implacable del cincuenta y uno por ciento. En el Consorcio, sin embargo, las cosas han venido funcionando de manera muy diferente y desde el Ayuntamiento parece ser que están dispuestos a ponerle remedio

Desde que se creó dicha institución en el año 2002 de la mano de la entonces alcaldesa Rosa Aguilar, aporta el ochenta y cinco del presupuesto anual, que ha alcanzado el año en curso la nada despreciable cifra de un millón doscientos mil euros; sin embargo, el Ayuntamiento de Córdoba pincha poco y corta menos en las decisiones que se toman -la alcaldesa comunista, hoy no lo es, asumió unos estatutos que dejaban en manos de los empresarios el control del Consorcio-, hasta el punto de que se ve impotente para relevar, como es su deseo, al gerente por «falta de confianza» hacia su persona y su gestión.

Siendo el Ayuntamiento el pagano principal, algunas lenguas dicen que en realidad es el único, con lo que el ochenta y cinco por ciento se convertiría en cien por cien, hay claros indicios de que el alcalde se ha cansado de que la institución municipal oficie de monaguillo en el Consorcio. Todo apunta a cambios sustanciales, harto de tener que aguantar carretas y carretones.

(Publicada en ABC Córdoba el 21 de noviembre de 2012 en esta dirección)

 

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